El tranvía de Navidad
Giosuè Calaciura
En el mes de diciembre leí varias obras con telón de fondo navideño. Una novela nórdica demoledora, un cuento infantil maravilloso, dos volúmenes de relatos de autores clásicos (EEUU y Rusia) y, como último libro del año, esta historia breve e intensa, de un autor siciliano que desconocía.
Retrato de los suburbios, de personas que cada día luchan por sobrevivir. Se van subiendo al tranvía y atisbamos mucho sufrimiento en sus vidas.
Al fondo, oculto por la oscuridad un bebé abandonado, al que se irán acercando los pasajeros, desde el asombro, las dudas y su propia desesperanza aferrada a la necesidad de creer en un milagro, en una señal que cambie su destino.
Se lee en poco tiempo. Permanece dejando huella. Conmueve y evoca. Nos invita a acercarnos al otro, a sentir empatía. No apela al espíritu festivo. La navidad forma parte del cuadro, sin ser la mayor protagonista. Prosa brillante.
Algunos fragmentos:
Un borboteo de pura vida que amarraba a cada uno a su propia pérdida. Habrían querido tocarlo. Pero, quizá por miedo a que el pequeño se echara a llorar, por temor a una promesa que no habrían podido cumplir, se quedaron mirándolo, absortos al fondo del tranvía, en silencio.
No tengo ganas
de zambullirme
en el laberinto
de las calles
tengo tanto
cansancio
a las espaldas
Navidad (1916) Giuseppe Ungaretti
Tampoco la muerte era igual para todos: los ricos agonizan entre los algodones de la morfina.
Compartían el mismo destino de viaje.
Sinopsis: Un recién nacido aparece abandonado en el último asiento del tranvía número catorce. Es Nochebuena y el vehículo surca cual cometa las vías hacia la periferia de una ciudad sin nombre. ¿Cómo ha llegado hasta allí? ¿Qué va a ser de él? Tal vez por caridad, por improvisación o por locura, alguien ha decidido confiar al niño a los brazos del mundo. Lo acompaña en ese primer viaje, la mano de obra de la pobreza: un vendedor ambulante de paraguas, una joven prostituta africana, un muchacho negro sin papeles o un mago inmigrante que ha perdido la memoria. Un pesebre espontáneo y desharrapado que bien podría haber sido imaginado por Vittorio De Sica, y cuyas «figuras» considerarán que la aparición del niño es digna de un verdadero redentor: no descartan la idea de que aquel niño perfecto y perfumado de naranja no haya llegado por casualidad a ese lugar insólito y en ese día señalado, que no sea una posibilidad de salvación. A la guisa de un Dickens del siglo XXI (y como ya hiciera de manera magistral en «Los niños del Borgo Vecchio»), Calaciura pone en primer plano las vidas minúsculas de esos llamados, en palabras de Eduardo Galeano, «los nadies», los hijos de nadie, los dueños de nada, los ningunos, los ninguneados. Su escritura nos sitúa en una atmósfera de fábula en la que la crudeza y el lirismo dan lugar a una prosa repleta de hallazgos que mueven y conmueven, que arrullan y arrollan al lector: un autor que comprende y recrea como pocos las dificultades de tantos para estar en el mundo.
Nº de páginas: 120. Editorial Periferica, Cáceres 2020. Traducción: Natalia Zarco Cumplido. Inicio de la novela.
Pequeñas mentiras para estar juntos
Las firmas de críticos afamados la vapulean. A mi me ha hecho pasar un rato agradable. Muy francesa. Amistad, comidas /cenas (regadas con abundancia), lugar de encuentro (tras desencuentros). Lo colectivo y lo individual. Con una banda sonora excelente (y variopinta).
Sinopsis: Siete años después de lo acontecido en "Pequeñas mentiras sin importancia", angustiado y al borde de la depresión, Max (François Cluzet) decide pasar solo un largo fin de semana en su casa de la costa. Pero sus viejos amigos Eric, Marie, Vincent, Isabelle y Antoine han planeado visitarle para darle una fiesta sorpresa de cumpleaños. Una oportunidad para ponerse al día después de mucho tiempo separados, y de paso para comprobar qué queda de su amistad.
Título original Nous finirons ensemble. Dirección Guillaume Canet. Guion Guillaume Canet, Rodolphe Lauga. Reparto: François Cluzet, Marion Cotillard, Benoît Magimel. Fotografía Christophe Offenstein. Francia 2019, 135 min.