Revista Psicología

El trastorno de pánico: cuando el control se convierte en el problema

Por Psicologosmalaga @AnsiedadMalaga

El trastorno de pánico se encuentra dentro de los trastornos de ansiedad. Su principal característica son los ataques de pánico inesperados y la tendencia a estar sobre preocupado a tener un ataque. Los asaltos de pánico parecen ocurrir de manera súbita e inesperada y  su duración puede variar desde pocos a varios minutos. Esto, a  su vez, se asocia con un gran número de síntomas físicos intensos, contribuyendo a un mayor malestar.

Síntomas del ataque de pánico

Uno de los criterios que deben cumplirse para el trastorno de pánico, es la presencia de 4 o más de los síntomas siguientes durante un ataque de pánico:

  • Aceleración de la frecuencia cardíaca
  • Sudoración
  • Temblor
  • Sensación de ahogo o dificultad para respirar (sensación de tener un nudo en la garganta)
  • Dolor torácico
  • Náuseas o malestar abdominal
  • Sensación de mareo, inestabilidad
  • Escalofríos o sensación de calor
  • Hormigueo o entumecimiento en alguna parte del cuerpo
  • Sensación de irrealidad
  • Miedo a perder el control, miedo a volverse loco e incluso, miedo a morir

Características asociadas

 Los ataques de pánico pueden ocurrir en otros trastornos psicológicos, incluyéndose, otros trastornos de ansiedad (por ejemplo, cuando un individuo con miedo a las serpientes se encuentra una),  siendo a su vez normal en otros acontecimientos de la vida, en los que la persona no tiene porqué tener un trastornos psicológico de base (es el ejemplo de situaciones estresantes de la vida como un examen importante, una entrevista de trabajo muy esperada, etc.). Lo que caracteriza al trastorno de pánico,  es su recurrencia e impredictibilidad, los cuales pueden variar en días, semanas o meses en ausencia de señales del contexto que precipiten un ataque. Con ello, pueden darse además ataques de pánico nocturnos.

Los intentos de controlar los síntomas: el verdadero problema

Una vez se ha experimentado un ataque de pánico, la preocupación por sufrir otro (esto es, a las posibles consecuencias derivadas de las señales físicas, como un ataque al corazón, perder la conciencia, etc.), hacen que se cambien determinadas rutinas de la vida diaria, evitando ciertas actividades que antes podían llegar a ser una fuente de bienestar general.

Comorbilidad del trastorno de pánico con otros trastornos

Agorafobia

Las consecuencias de evitar determinadas áreas de funcionamiento que son esenciales para el desempeño de la vida diaria conllevan lo siguiente: por un lado, se evitan eventos que pueden asociarse a posibles ataques, lo que genera una sensación de control y de alivio a corto plazo. Sin embargo, los intentos de controlar determinadas circunstancias que se temen como fuentes desencadenantes de los síntomas, implica la disminución en la realización de otras actividades. Estas conductas  de evitación implican otros patrones de comportamiento no adaptativos, siendo frecuente que el trastorno de pánico se asocie con la agorafobia, al restringirse actividades habituales como usar el transporte público, ir de compras, o incluso negarse a la realización de otras actividades que aumenten la tasa cardíaca por el temor a otro ataque (como pueden ser el ejercicio físico, el consumo de cafeína,etc)

Trastornos depresivos y abuso de sustancias

Otra consecuencia asociada a la evitación de estas situaciones temidas, es el posible desarrollo de trastornos depresivos y el abuso de sustancias. La restricción de actividades que antes podían suponerse placenteras y ahora están asociadas a fuentes de malestar, implica para el individuo la disminución de actividades agradables. A su vez, el individuo puede recurrir al abuso de alcohol como forma de disminuir los síntomas y  el malestar, acentuándose, a largo plazo, su sufrimiento.

Todo ello conduce a un empeoramiento en la calidad de vida del individuo, donde se ve atrapado en una espiral en la que a mayores intentos de controlar los síntomas, mayores son las consecuencias negativas al disminuir el número de actividades agradables, siendo posible a su vez la aparición de otros síntomas como pueden ser aquellos relacionados con otros trastornos de ansiedad o la depresión, y el riesgo de abuso de sustancias como el alcohol.

¿Cuál es el tratamiento psicológico para el trastorno de pánico?

Los factores de  mantenimiento en el  trastorno de pánico están sujetos a interpretaciones catastróficas de las sensaciones  interoceptivas del individuo. Los intentos de controlar estas sensaciones desagradables (ya descritos anteriormente), alivian el malestar en el momento. Sin embargo, de manera paradójica, aumentan el malestar a largo plazo.

Entre los objetivos que deben de establecerse en terapia, uno de ellos sería el romper la asociación entre las manifestaciones corpóreas, que indican al individuo el inicio inminente de un ataque de pánico y el desarrollo del ataque de pánico “per se”.  Para ello, se realizan  de manera gradual tareas de exposición a las sensaciones corpóreas con objeto de  disminuir la ansiedad anticipatoria.  Es fundamental además, la recuperación de áreas de la vida que son importantes para la persona afectada con trastorno de pánico y así poder funcionar satisfactoriamente.

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