El tren de las 6.41 h, como cada lunes por la mañana, está a punto de entrar en la estación de Troyes rumbo a París, abarrotado de viajeros dispuestos a iniciar su semana laboral en la capital. Pero Cécile Duffaut, cuarenta y siete años, casada, madre de una hija adolescente y directora de su propia empresa de cosmética, no es uno de ellos. Viene de pasar un fin de semana en casa de sus padres y está deseando volver a París, donde vive.En el andén, Philippe Leduc espera el tren. Va a París a visitar a su amigo Matthieu. Divorciado, con dos hijos adolescentes que prácticamente le ignoran y un trabajo aburrido, sabe que ni siquiera Matthieu le espera, que podría desaparecer para siempre.
He aquí una novela que lleva semanas leídas pero no sabía como llevar a cabo la reseña. Es de esas historias que no te deja una sensación clara, no sé si me ha gustado o no.
El tren de las 6.41H es una historia sentimental, de eso no cabe duda. La historia comienza en la estación de Troyes. Allí se encuentran dos personas que tuvieron una historia común en su juventud, una historia que acabó mal.
Por un lado tenemos a Cécile Duffaut. Es una mujer entrada en la cuarentena con una hija adolescente a la que apenas entiende y un matrimonio sólido. Ha tenido éxito profesionalmente hablando y se encuentra en la mejor etapa de su vida.
Por otro tenemos a Philippe Leduc que es sin duda la antitesis de Cécile. Philippe es un hombre maduro, físicamente abandonado y mentalmente cansado. Fracasado tanto en su matrimonio como en su trabajo no entiende en que momento se le ha pasado la vida, ¿en qué ha fallado? Su ex mujer se ha casado con un hombre de éxito y sus hijos lo ignoran en pos de su nuevo padrastro.En un primer momento el autor nos presenta a los dos personajes a conciencia. Ambos se suben al mismo vagón del mismo tren y ambos son conscientes de la presencia del otro. Mientras Cécile reza para que Philippe no la reconozca y no se acerque a entablar conversación el anhela precisamente lo contrario. Ambos se analizan continuamente y por separado recuerdan sus encuentros casi veinte años atrás.
Poco a poco Blonde comienza a dejarnos pinceladas de qué fue lo que unió a estas dos personas en el pasado y sobre todo el porque del odio o la rabia de Cécile hacia Philippe. Nos encontraremos pues con la historia de un primer amor cargado de desencuentros y con un final bastante duro y humillante para Cécile, un odio que no ha menguado con el paso de los años pese a ver Philippe en su peor momento.
Como cosas positivas tengo que destacar que la novela se lee en un suspiro, la trama es interesante y no es difícil ponerse en la piel de Cécile. Sin embargo los personajes no me han llegado a transmitir lo que yo esperaba. La única palabra que me viene a la mente es que ambos son personajes bastante planos y sosos. Quizás esperaba un poco más de emoción sentimental, teniendo en cuenta que prácticamente toda la obra transcurre en un vagón de tren.
En resumidas cuentas El tren de las 6.41 es una novela con la que pasar un rato pero a la que le falta muchísima profundidad. El planteamiento me gustó pero el resultado no ha sido del todo satisfactorio.
La esfera de los libros 05/11/2013 / 200Pág. / 16.90€