Buenos días, amigos. Hoy continuaremos con este relato del caso emblemático de la niña Katya Miranda, quien a sus escasos 9 años fue asesinada de forma bárbara por alguien muy cercano a ella. Desde que fue descubierto su cadáver, a tempranas horas del día lunes 4 de abril de 1999, con signos claros de violación sexual, se fueron dando una serie de eventos realizados, a propósito o por omisión involuntaria, por miembros muy cercanos de su familia, su padre, su tío y su abuelo; como lo fue el de permitir que se contaminara la escena del asesinato, a pesar de que 2 de ellos, padre y tío, pertenecían a cuerpos de organismos del Estado que tienen conocimientos básicos de investigación criminal y que, en ningún momento, deberían haber permitido ésto; además, su abuelo, Carlos Miranda, poseía estudios de abogacía. Asimismo, la ropa que la niña llevaba puesta, en el momento que se le cegó su vida, fue tomada por los mismos individuos y lavada; borrando cualquier evidencia que se pudiere encontrar de su agresor. El tío de Katya Miranda, Godofredo Miranda, quien tenía el segundo cargo más importante en el mando de la DIC (División de Investigación Criminal del Delito); su padre, Edwin Miranda, era miembro del Estado Mayor Presidencial del gobierno de Armando Calderón Sol, iniciaron todo un proceso de encubrimiento para que no se diera con los responsables de tan atroz delito. Ellos mismo, defraudaron la memoria de la niña, de su familiar muy cercano. Es muy sencillo inferir que estos señores sabían quien había cometido el crimen y, por esta razón, se valieron ,de sus cargos influyentes y poderosos, para evitar que fueran involucrados , pues, es obvio, que la niña ya había sido abusada sexualmente, por su abuelo o, incluso, muy probable , por su padre, desde mucho tiempo atrás y ellos lo sabían. La madre de Katya, doña Hilda, ya se había dado cuenta de este abuso, pues en muchas ocasiones, ella le decía que no quería ir a casa de su abuelo, pero, lastimosamente, ella no supo descifrar la razón por la que la pequeña se negaba a visitarlo. Asimismo, Carlos Miranda, ya había sido involucrado en un caso de acoso escolar mientras trabajaba como docente en una institución educativa privada. Se determinó que estos familiares desalmados, montaron un encubrimiento entre fiscales, policías, forenses y agentes de la OIE (Organismo de Inteligencia del Estado). El encubrimiento alcanzó tal grado, que el Laboratorio Forense de la PNC (Policía Nacional Civil) llegó hasta un mes después a la escena del delito. Posteriormente, en enero de 2000, la Fiscalía General de La República inició un proceso penal contra el abuelo, por asesinato de su nieta; contra su padre, por haberla descuidado el día que fue sacada a la playa y contra 2 mozos por complicidad. Toda esta investigación también estuvo llena de irregularidades, como el no haber mandado a tiempo los resultados forenses sobre la muerte de la infante y el desestimar el relato de dos testigos muy confiables, uno que observó ,al padre de Katya, besarla en la boca algunas veces y, el otro, quien, por remordimientos, deseaba contar lo que realmente pasó en el rancho aquella fatídica noche. Debido a todas esas irregularidades descritas y lo nulo en la investigación de la escena del delito, en el momento que ocurrió, al no haberse resguardado la escena, estos supuestos criminales quedan en libertad, el 24 de septiembre, de 2014. Carlos Mirando, en estos momentos, debe estar dando cuentas al diablo, pues falleció de causas naturales en el 2018 y los demás involucrados están viviendo sus vidas de manera privada y "feliz". La madre de Katya tuvo que migrar hacia los Estados Unidos, pues al mismo tiempo que se realizaban las investigaciones, recibió muchas amenazas de muerte. En mi país, la justicia sólo muerde al descalzo, al pobre, al que no tiene poder ni dinero. Aquí es el reino de la impunidad para los criminales. Así hay muchos casos de salvadoreños honestos asesinados por criminales que se resguardan en el poder, las influencias y las riquezas. Que tengan un excelente domingo.