Reproducimos hoy un artículo de Martín-Miguel Rubio Esteban, que pretende demostrar que España es un país gobernado y dominado por una "Canallocracia".
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No existe hoy un pueblo sobre la tierra en donde la bajeza moral y la falta absoluta de mérito aseguren más el triunfo profesional y político que en España. Los personajes de más baja estofa triunfan rotundos en televisión y la canallocracia ignarante e inútil gobierna el país, las autonomías y los ayuntamientos. En las cúpulas de los partidos se encastillan los más mediocres e iletrados de la sociedad española, y con menos escrúpulos para el trinque y el delito. Los Ayuntamientos son cuevas en general de ladones y prevaricadores. Y es que hoy el pueblo español garantiza el éxito en todos los ámbitos a la canalla, la ordinariez, la ignorancia y los personajes de moral patibularia y abyectas acciones. ¿Es sólo culpable el sistema político español, Democracia “sui generis”, de este gusto estragado a la hora de encender la televisión o de votar en unas elecciones? Desgraciadamente no. Naturalmente que no. Al pueblo español, hebetado desde hace ya bastantes años por una moral relativista y maleable, y enseñado a despreciar sistemáticamente, como nunca, la cultura, la educación, los buenos modales, el mérito, la grandeza nacional y lo excelso, convertido prácticamente ya en chusma, le encanta la vileza de sus más canallas y abyectos compatriotas. Diríase, parafraseando a algunos políticos de la siempre resplandeciente Democracia Ateniense que Atê ha cegado su juicio y un Alástor desenfrenado vive en su interior.
¿Pueden solucionar unas simples elecciones al Gobierno de la Nación los problemas derivados de un pueblo convertido en chusma? Yo creo que no. Cuando uno coge el gusto de leer, ver y votar lo peor, cuando uno ha estragado el gusto natural del bien y la belleza, cuando a uno el mal le parece bueno, se necesitan generaciones para cambiar la dirección moral del país. ¿Es que no es el mismo pueblo que va a votar ahora al PP el que votó ayer al PSOE? La existencia masiva de canallas desaprensivos, ladrones, analfabetos y personajes de moralidad ambigua en la cúpula del PP constituirán la mejor garantía de éxito, y asegurarán la victoria electoral. Si FILESA, MALESA y TIME-EXPORT llevaron al poder al PSOE, GÜRTEL llevará al PP. El médico personal de sir Winston Churchill, Lord Moran, vinculaba la famosa sentencia del Primer Ministro “cada pueblo tiene lo que se merece” al triste destino de Polonia. Si fuese así, nada más injusto. Los polacos no merecieron jamás su esclavitud al comunismo stalinista. Demostraron en los años veinte que con su coraje podían vencer militarmente a la URSS, y así lo hicieron de hecho en una gran guerra heroica. Polonia cayó bajo la URSS por la traición de americanos e ingleses, que la intercambiaron por otros territorios en virtud de una geoestrategia diabólica, en contra de la opinión de Francia. Pero la dura sentencia “churchillian” viene bien, como anillo al dedo, al caso español. Un pueblo que volvería a votar una y otra vez a políticos delincuentes siente una irresistible tendencia a vivir delicuencialmente. Y debería sentirse en la gloria con esta situación que vive hoy España. Hasta podríamos permitirnos añadir a la frase del genial Winston que esta España entera merece también a su Rey, que recuerda en su mensaje de Navidad como héroes de la patria a nuestros futbolistas campeones del mundo, que con tanto honor han representado a la patria que pagaron los impuestos por su suculento premio crematístico a la República Sudafricana. El amor a España convertido sólo en torpe reclamo comercial.
Si Aristófanes se escandalizaba, tras la muerte de Pericles, en la Atenas de finales del V y comienzos del IV a.C, de que los peleteros, los salchicheros y los prostitutos hubiesen ocupado el gobierno de la pólis, se hubiera creído, de vivir hoy, que estaba viendo una comedia más fuerte y gruesa que las suyas ( y más increíble ), contemplando el tórpido panorama español. ¡Si hasta la Sra. Ministra, Leire Pajín, quiere que la sociedad española retorne a la sicofantía, convirtiendo a los ciudadanos en delatores y chivatos públicos! Al menos los sicofantes de la época de Aristófanes protegían la economía nacional al denunciar a los importadores de higos baratos que ponían en peligro el negocio de los higos con denominación de origen ática. Al menos el sicofante ocultaba su mezquindad en un objetivo patriótico. Pero ahora se trata de ser chivatos de faltas, no de delitos. El hombre abyecto al servicio de un gobierno abyecto. La Sra. Ministra está interpretando el papel del principal antagonista de Demóstenes, Esquines, quien afirmaba: “A menudo las enemistades particulares fomentan la autoridad pública”. Y tenía razón. La aniquilación de la sociedad civil, el corte de los vínculos entre particulares, la disolución de los afectos, la desintegración de la familia y la destrucción de los organismos civiles facilitan el ejercicio del poder del Estado sobre los súbditos y dejan a estos más indefensos y más obedientes.
Por otro lado, dudamos que sea la salud de los ciudadanos lo que realmente interesa a este Gobierno doctrinario, sino el intrusismo estatal en la esfera privada. Tanto la persecución al tabaco como la posibilidad de que las niñas aborten sin conocimiento familiar se nutren de la misma ideología totalitaria.
Ahora bien, en relación con el nivel moral que tiene hoy la sociedad española debemos ser justos, y reconocer que el Gobierno de España no sólo no está por debajo de la nación que representa, sino bastante por encima de ella.
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