El mejor ejemplo de estas trampas quizás sea la irresistible Plaza del Trocadero, un espacio amplio, magnánimo, lleno de obras de arte y con una vista de la Torre Eiffel y del Campo de Marte como no lo ofrece otro punto de la ciudad.
Vista del Trocadero desde el nivel más alto de la Torre Eiffel
La plaza está delimitada por el Palais de Chaillot (amplio edificio construído para la Exposición Universal de 1937 y que además alberga los museos de la Marina, del Hombre y de los Monumentos Franceses, además de ser una de las sedes de las Naciones Unidas) y la rivera del Sena que la separa de la Torre Eiffel.
Esculturas de bronce con más de dos siglos de antigüedad custodian los exteriores del Palais du Chaillot
La explanada del Trocadero deja ver una de las mejores vistas panorámicas de la Torre Eiffel y el Campo de Marte
En su superficie, la Plaza cuenta además con una gigantesca fuente y un grupo de esculturas tanto de piedra como en bronce que ya forman parte de la iconografía parisina, por lo cual ningún viajero debiera detenerse en ellas dadas su belleza y valor histórico.
Inmersa y dándole ampulosidad al terreno, se ubica en el centro del gran complejo del Trocadero la Place de Varsovie. De dimensiones enormes y con una de las fuentes mejores cuidadas y vistosas de la ciudad, en ella reposan las esculturas de El hombre de Traverse y La mujer de Bacqué.
Si intentan una visita tranquila, la mejor recomendación es que lo visiten bien temprano ya que cerca del mediodía suele atestarse de turistas que pasan por allí para inmortalizar su estadía con la Torre Eiffel a sus espaldas. Otra opción es ir por la noche, ya que la plaza adquiere una particular vista, dado que ofrece una escena inolvidable, con la torre iluminada, el carrousel y la fuente en todo su esplendor.