Revista Cultura y Ocio
Continuando esta mini sección de películas que podrían sentarse en ese trono imaginario que ocupa Coppola y El Padrino, quiero analizar una película imprescindible, una historía perturbadora, incomoda, una historia de pareja que nos crea un desasosiego e inquietud desde la primera a la última toma: EYES WIDE SHUT.
Esta obra maestra, muestra de una manera directa y sin tapujos, fantasmas psicológicos que rodean a cualquier mortal, celos, orgullo, odio, venganza y deseo. Un maestro dirigiendo a maestros, una pareja de actores perfecta, ya que el hecho de que fueran matrimonio en ese momento dotó a la película de una realidad que es palpable y que sale de la pantalla. A esto se une la desesperante exquisitez de Kubrick por la busqueda de la escena perfecta, y esto no es ni más ni menos que un regalo para aquellos que puedan valorarlo.
La película se estructura en tres partes: La fiesta inicial, que sirve para encender la mecha de esa bomba que esta por llegar. Increible como de la nada se crea esa secuencia de atracción, de juegos al límite.
La siguiente parte sería la necesidad de Cruise de algún tipo de venganza o necesidad, representado en esa fiesta prohibida. Inolvidable.
Y para terminar aunque suene obvio, el final. Brillante manera de cerrar este magnifico viaje a través de una relación de pareja, más cercano a nosotros de lo que podríamos suponer, ya que al final todos tenemos nuestros propios miedos, celos, y deseos. Al final muchos miramos esa fiesta de mascaras preguntanos si acaso no es también un lugar al que nos gustaría asomarnos.
Kubrick nos sacude el alma, una vez más.