Las experiencias del blogtrip no habría sino posible sin la aportación de distintos organismos públicos a quien agradezco desde aquí: Patronato Provincial de Granada, Diputación provincial de Granada, EPTD Turismo Andaluz, Ayuntamiento de Granada (Turismo), Patronato de turismo de Almuñecar y el Patronato de Turismo de Salobreña.
Me gustaría hacer un post diferente porque el destino lo merece y es haciendo un repaso de los sitios que hemos visitado pero a través de las personas que nos lo han mostrado, los recursos están ahí pero sin su labor será imposible que los hayamos disfrutado de esta forma porque nos enseñan una Granada diferente mucho más rica y diversa de lo que podríamos imaginar.
El Miércoles llegamos a la ciudad de Granada, al Hotel Meliá Granada donde nos hemos alojado el primer y último día del blogtrip, un hotel de la categoría y la calidad que ofrece la marca Meliá por todo el mundo y muy bien situado (por cierto, si entráis en coche por las calles hay que indicarlo en el hotel porque el tráfico es restringido y podéis ser multados a menos que se justifique que estáis alojados en el hotel).
Esa misma noche fuimos a cenar al Restaurante Las Titas, un precioso edificio que recuerda al Palacio de Cristal de Madrid. Y ahí aparece Dani, de turismo Granada, quien nos contó el porqué de ese edificio, el contexto histórico y cuya magnífica cena estuvo ambientada en un personaje literario, Juan Ganibet, en una iniciativa del ayuntamiento donde cada mes un personaje de la literatura nos lleva a un momento de Granada y donde la comida está adaptada a la época y andanzas de ese personaje: literatura, teatro y gastronomía unidas por nuestro maestro de ceremonias. Gracias a esta cena nuestra entrada a la provincia fue de inmersión, nos introdujo de golpe en la historia de una ciudad que, efectivamente, tiene duende.
Al día siguiente, Jueves, tocaba la Estación de Esquí de Sierra Nevada donde por primera vez en mi vida iba a esquiar: conocimos las instalaciones gracias a Mercedes, la directora de CETURSA, que en todo momento nos acompañó, incluso en la excelente comida que nos dieron en el restaurante, haciendo de anfitriona de un espacio de ocio espectacular. Mi experiencia fue muy positiva y también tiene nombre propio, Óscar, que con la paciencia y el cariño de un instructor nos enseñó a deslizarnos por la nieve. Soy profesor desde hace 18 años y su forma de acercarnos a un espacio desconocido fue perfecta, uniendo paciencia, cariño, ánimo y cercanía.
Desde ahí bajamos a la Costa Tropical, Almuñécar, un descenso desde la alta montaña a pie de playa en poco más de una hora, impresionante la posibilidad disfrutar de dos tipos de turismo tan diferentes en tan poco espacio. Y ahí estaba Felipe, del Ayuntamiento de Almuñécar, mostrándonos una fila de sillas del Chiringuito Bambú, frente a la Playa de la Herradura donde disfrutar de un atardecer mágico. El atardecer, ese recurso turístico que aparece día tras día en cualquier lugar del mundo pero que pocos han sabido convertir en producto como este destino. Todo ello aderezado por fruta tropical cultivada en estas tierras que, con un microclima único, se ha convertido en el primer productor de Europa de este tipo de fruta.
Luego acudimos al Acuario de Almuñecar, un espacio donde nos esperaba un guía y biólogo que nos hizo un recorrido por la historia del Mar Mediterráneo en un espacio perfectamente contextualizado y mostrado. He visitado algunos acuarios pero nada como un apasionado del tema para transmitirlo. Además de nuevo la cultura hacia acto de presencia de la mano de un grafitero muy reconocido que ha pintado la entrada al mismo en un cuadro de arte urbano sencillamente espectacular.
Tras esto pasamos por el Hotel Bahía Almuñecar, otro hotel de costa muy bien acondicionado y de ahí a la cena: de repente, tras unas callejuelas típicas andaluzas, el Restaurante Firmum, un restaurante moderno, muy elegante, abierto hace pocos meses. Es de esos sitios que hay que buscar, una cena de una calidad altísima, bien servida y atendida, que no tiene nada que envidiar a las estrellas Michelín y que recomiendo a cualquier que esté cerca porque convierte la gastronomía en el arte de la degustación.
Llegamos al Viernes, la mañana transcurrió con una visita urbana y cultural a Almuñecar y el guía local nos mostró los secretos de esta ciudad de una forma amena y muy rica culturalmente, aprendiendo a cada paso, desde el Museo Arqueológico, hasta el Castillo, pasando por un urbanismo típico andaluz, mientras disfrutábamos de un paseo que finalizó en la Tourist Info de la localidad.
De ahí cogimos el autobús y fuimos a la costa de nuevo, a un pequeño negocio de turismo activo, 18 Nudos Turismo Activo, donde nos esperaban unos kayaks y un día espectacular. Estar a principios de diciembre en manga corta durante dos horas por la costa granadina con el mar en calma es algo que en muy pocos sitios se puede hacer. La comida fue en el Restaurante Aráis, otro ejemplo de calidad y elegancia que terminó con la degustación de un Ron que se hace exclusivamente allí.
Por la tarde volvimos a subir hacia Sierra Nevada pero esta vez desde la otra cara hacia la localidad de Pampaneira, donde la empresa Nevadensis, con más de 25 años de experiencia, nos mostró las posibilidades de realizar turismo activo en la montaña y el encanto de un pueblo único y muy hermoso.
De ahí pasamos a la localidad de Lanjarón, donde nos alojamos en el Hotel Alcadima y pudimos cenar un showcooking de Fernando. Otro concepto completamente distinto, la cercanía, la familiaridad de una familia que ha levantado un sitio donde se respira paz y tranquilidad.
El Sábado nos levantamos y pasamos por el Balneario de Lanjarón donde pudimos realizar una cata de aguas muy interesante y ver un salón de festejos con mucha solera y clase donde siguen realizando actividades culturales. De camino a Granada paramos en la Bodega Señorío de Nevada, de nuevo una atención magnífica y agradable y donde nos enseñaron la bodega y nos explicaron su particular filosofía.
Antes de comer llegamos la ciudad de Granada de nuevo y, esta vez si, fuimos a la Alhambra, al Carmen de los Mártires donde la empresa Garnata Tours nos realizó una visita teatralizada y personalizada, un lujo contar con Washington Irving como anfitrión. Y aquí otro nombre, Mon, no es sólo un guía turístico, es un profesional que domina perfectamente el tempo de la interpretación, los matices, la forma de engancharte a sus historias, una enciclopedia viva que habla de historia, literatura, teatro, poesía, música, cine, baloncesto y urbanismo enlazando todo alrededor de un discurso: storytelling en estado puro que finalizó en un sitio espectacular: el Hotel Alhambra Palace de Granada.
En Granada hay que tapear si o si y por ello estuvimos paseando por el Albaicín hasta llegar a Casa Zafra y en un par de sitios degustando la gastronomía de la tapa donde no deja de sorprender que, por cada bebida, te den una tapa de tanta calidad.
Por la tarde nos llevaron al Parque de las Ciencias de Granada, un centro de interpretación lleno de posibilidades de aprender jugando y descubrir los secretos de la ciencia, da gusto ver un espacio lleno de gente tocando las cosas, riendo, sorprendiéndose. Además estaba la exposición de Momias que, además de muy impactante, te hace reflexionar sobre la vida.
Esa noche era la última y nos llevaron a un lugar que diríamos con “solera”, Restaurante El Coso de Granada, donde de nuevo la gastronomía más tradicional se une a la calidad y un diseño muy cuidado en un espacio acogedor.
El Domingo era día de vuelta y el tiempo cambió a lluvia, pero aun así pudimos acercarnos a la Alhambra y, en mi caso, visitar los palacios Nazaríes…qué decir, espectacular es poco, un final épico a esta aventura por la provincia de Granada que finalizó en el Café Fútbol de Granada tomando un tradicional chocolate con churros.
Me voy de Granada con el convencimiento de que volveré pronto y con la satisfacción de conocer sitios que son visitables, accesibles a todo el mundo y que son mostrados por personas que aman su trabajo y su tierra. No ha habido una sola mala cara en todo el viaje, ni un mal gesto, todo amabilidad y cercanía, lo que me lleva de nuevo al comienzo de este post, el turismo son personas y Granada es turismo, por tanto, si se permite el aforismo: Granada son las personas.