Revista Cultura y Ocio

El último adiós

Publicado el 12 enero 2016 por María A. Ayuso @MariaysuMundo
Hace unas semanas os hablaba del regreso de Kate Morton a las librerías con 'El último adiós' (Suma de Letras), una novela de más de quinientas páginas con las que la autora pretende volver a conquistar a sus lectores más fieles y llevarse alguno más por el camino. Y es que la "fórmula Kate" no falla: dos hilos temporales, un gran secreto familiar, tramas personales (salpicadas por ese secreto), un rompecabezas que parece difícil encajar y una recta final vertiginosa en la que todo encaja. Esa fórmula es la que la ha llevado a ser una de las autoras más vendidas y también más queridas y respetadas por el gran público y la crítica. Ha reinventado el género de las sagas del misterio familiar y se nota que ha bebido de los más grandes. Agatha Christie estaría muy orgullosa de ella. 

EL ÚLTIMO ADIÓS

Portada de 'El último adiós'

Cornualles, año 2003, Sadie Sparrow, inspectora de Scotland Yard, pasa unas vacaciones forzadas con su abuelo. Sus perros y la casualidad la llevan a una casa abandonada al lado del lago, Loeanneth, en la que intuye que algo grave ocurrió allí. Comienza así una investigación que la llevará hasta Alice Edevane,una importante autora de novelas policiacas, cuyo hermano menor desapareció en esa casa durante la fiesta del solsticio de verano. Poco después, la familia Edevane abandonó Cornualles y se instaló en Londres, lejos de unos recuerdos demasiado dolorosos.
La trama se construye en torno al pasado de la familia Edevane y la inspectora Sparrow tendrá que remontarse a la Primera Guerra Mundial (a los orígenes de los Edevane) para atar los cabos sueltos de una investigación que despierta sus propios fantasmas familiares. Y es que todos tenemos secretos que guardar...
Leer 'El último adiós' es reencontrarse con la mejor Kate Morton, la que conquistó a medio mundo con 'El jardín olvidado' y la que volvió a entusiasmar con 'El cumpleaños secreto'. Morton vuelve a construir una novela magnética y cautivadora, una novela que remueve las entrañas y golpea cuando el lector menos lo espera y cuando más lo necesita. Lo mejor de sus historias son sus personajes y en esta ocasión vuelven a brillar con luz propia. De nuevo se apoya en dos mujeres para desarrollar todo el hilo argumental, dos mujeres de generaciones distintas, diferentes entre sí, pero con más cosas en común de las que piensan y aparentan. Sobre Sadie y Alice vemos crecer una trama compleja en la que aparecen otros personajes como Bertie (abuelo de Sadie), Eleanor Edevane (uno de mis personajes favoritos) o Peter. La autora pone a todos - protagonistas y secundarios - al servicio de los lectores, para que podamos disfrutar de ellos y con ellos, para que se nos olvide que tenemos una vida propia y que hay que seguir con ella.
Los saltos temporales, los cambios de narrador, el ambiente húmedo y oscuro, los flashbacks... Todos son puntos extras, favorables, por los que disfrutamos más y más de un libro que nos da pena terminar, porque habremos resuelto el misterio y porque sabemos que tendremos que esperar unos años para disfrutar, otra vez, de la buena de Kate. 

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