Revista Cine
Comenzamos nuestro séptimo día en Sitges tal y como acabamos el día anterior, con una rareza llegada desde Asia, Invasion of Alien Bikini. Se ha notado mucho que era festivo a nivel nacional y la jornada de hoy se ha caracterizado por unas interminables colas en el auditori que han dado como resultado dos llenos absolutos en Extraterrestre y Livide.
Desde Corea del Sur nos llega la humilde propuesta del director Oh Young-doo que se desmarca del thriller sangriento al que nos tienen acostumbrados los directores coreanos y nos ofrece una simpática película que contiene acción, superhéroes, alienígenas, tortura y mucho humor.
Lo primero que llama la atención al ver esta película es su bajísimo presupuesto, alrededor de 5000 dólares que invirtieron en sangre, cuerdas y bigotes postizos, dando toda una lección de cómo convertir la falta de dinero en una de las virtudes del film.
Yong-gun es un curioso personaje, un hombre solitario que dedica su tiempo libre a mantener la ley en su barrio ataviado con un chubasquero amarillo y un imponente bigote postizo, y que entre sus características personales destacan sus amplios conocimientos en hierbas e infusiones y su voto de castidad que piensa cumplir a rajatabla.
Una noche consigue evitar que una joven sea asaltada por un grupo de delincuentes y la lleva a su casa para refugiarla de sus asaltantes, pero no resulta ser la joven dulce que aparenta ser, si no que se trata de una alienígena sedienta de semen puro que solamente tiene esa noche para conseguir quedarse embarazada.
Invasion of Alien Bikini comienza como una comedia romántica, para pasar a convertirse en una película de alienígenas y tortura y acaba con un final metafísico basado en una leyenda tradicional oriental, muy recomendable para pasar un rato divertido sin mas pretensiones.
Una de las películas mas esperadas de la amplia cosecha nacional de esta edición del festival es la segunda obra de Nacho Vigalondo, Extraterreste, una divertida comedia que ha conseguido arrancar multitud de carcajadas con sus absurdos diálogos liderados por los chanantes Carlos Arces y Raul Cimas.
Julio (Julián Villagrán) amanece con una resaca impresionante en un piso que no es el suyo. Al levantarse se encuentra con Julia (Michelle Jenner) que tampoco parece tener muy claro que es lo que pasó la noche anterior. Ambos son sorprendidos por una invasión alienígena que ha dejado desiertas las calles y ante la recomendación de las autoridades a permanecer en sus domicilios deciden no salir y esperar acontecimientos.
A ellos se les unirá Ángel, un vecino paranoico que está enamorado de Julia y Carlos el novio de esta última que tiene muchos planes para resistir el ataque.
Vigalondo se muestra muy cómodo en este cambio de registro y nos ofrece una simpática historia de enredos con una invasión alienígena en segundo plano y en la que los objetos menos pensados (pelotas de tenis, melocotones en almíbar..) nos arrancaran mas de una sonrisa.
Que nadie vaya a ver Livide con la única intención de encontrarse un À l’Intérieur 2.0 ya que lo mas probable es que salga muy decepcionado, y es que la última obra del tándem formado por Alexandre Bustillo y Julien Maury se aleja del gore extremo que nos ofreció en su debut para ofrecernos una cinta que bebe directamente del horror clásico de la Hammer y con una claras reminiscencias a Suspiria del maestro Argento.
Una joven comienza a colaborar con una asistenta social en el cuidado de ancianos. Su primer día de trabajo visita a una anciana en coma de la que se rumorea que esconde un valioso tesoro en su inmensa mansión, esa misma noche, y en compañía de dos amigos, se adentraran en la casa en busca de la solución a sus problemas económicos.
Se nota la devoción de los directores franceses por el cine de género y nos ofrecen una película con una ambientación perfecta y la mejor propuesta visual que hemos visto hasta la fecha en el festival, es fascinante recorrer cada uno de los rincones de la mansión en la que se desarrolla la trama con unos planos y una fotografía que roza la perfección.
Por el contrario el aspecto argumental contiene demasiadas lagunas que hacen que la historia no avance con el ritmo adecuado y únicamente consigue sorprendernos con algún que otro sobresalto, muy bien logrados teniendo en cuente el increíble número de veces que saltó la persona que estaba sentada a mi lado.
Livide era una de las películas mas esperadas de todo el festival y a mí personalmente no me ha decepcionado: bailarinas siniestras, ancianas chupasangre, mansiones terroríficas y un poco de gore para rematar un coctel realizado con una increíble maestría.