Cuéntame uno de tus cuentos, le pidió ella. Como quieras, dijo él.
Imagina que soy un lobo
y que te como por aquí, por aquí, por aquí
y por aquí, y también por aquí, y por aquí.Luego por aquí, y por aquí también.
Satisfecho su apetito animal, la llevó al jardín.
Aquí, bajo sus petunias, pensó.
A ella le hubiera gustado, tanto como mis cuentos.