Hace ya algunas semanas, un día de Primavera que no sabes muy bien si lloverá, saldrá el sol, hará frío o calor, me levantaba con una noticia que, la verdad, me conmocionó e instaló en mi un sentimiento de tristeza bastante difícil de describir a lo largo de las siguientes líneas. “Sudán”, así es como se llamaba el último Rinoceronte Blanco del Norte, macho, que quedaba vivo en el planeta, había muerto a la edad de 45 años. Después de este suceso solo quedan dos ejemplares, de dicha especie, en la Tierra, con vida, su hija Najin y su nieta, Fatu, es decir, dos hembras que ya nada podrán hacer nada por perpetuar la especie. En poco tiempo, ya no podremos ver más en libertad a esta especie, de hecho los tres ejemplares que quedaban vivos antes de morir Sudán se encontraban en una reserva de Kenya, debido al peligro que para los animales suponen los cazadores furtivos, los cuales se mueven por intereses económicos y les da igual el animal que haya que matar. En el caso de los Rinocerontes se les mata por su cuerno, el cual tiene un gran valor en el mercado.
Pues bien, tras este suceso el ser humando se debería plantear muchas cuestiones en relación al tratamiento, que en la actualidad, se le está dando tanto a los animales como al medio ambiente en general. Este es un caso más entre las decenas de especies animales que cada se extinguen de la naturales debido a la acción del ser humano. En la actualidad nos encontramos con un millar de especies en peligro de extinción y alrededor de 17.000 se encuentran amenazadas. Unas cifras escalofriantes pero que no paran de aumentar década tras década. Así, en esta situación sólo la acción de un pequeño grupo de personas que en ocasiones se tiene que enfrentar a todo tipo de obstáculos, está consiguiendo que ciertas especie, aunque sea con una estricta vigilancia en reservas naturales, consigan perpetuarse en el tiempo.
El ser humano, aunque ya nos hayamos olvidado de eso, es un animal más dentro de un planeta que o cuidamos en su conjunto y sin excepciones o muy pronto desaparecerá de ese gran misterio que es el Universo.