Trilogía: The CenturyAutor: Ken FolletEditorial: Plaza & Janés
Traducción: AnuvelaAño: 2014ISBN: 978-84-013-4219-6Nº de páginas: 1152
Opinión El umbral de la eternidad
Seguramente todos sabéis ya que El umbral de la eternidad es el último libro de Ken Follet y os comenté en otra entrada que era una de las novedades literarias que más me atraía este otoño. Los libros de Ken Follet me gustan mucho y además, después de haber leído los dos anteriores, estaba deseando completar la trilogía The Century y descubrir cómo terminaba la historia. Antes de comenzar, quiero señalar que a pesar de que estos libros se pueden leer de forma independiente sin demasiados problemas, considero que lo más recomendable es hacerlo en orden y por lo tanto, recomiendo leer este volumen después de los dos anteriores, pues retoma personajes e historias, resultándonos así más comprensible. Así mismo, indicar que esta reseña contiene spoilers de los dos anteriores volúmenes, especialmente del segundo, por lo que si alguien tiene intención de leer la trilogía, es mejor que abandone aquí para no desvelar información que pueda ser relevante.Ken Follet (Fuente)
Como ya ocurría con El invierno del mundo, "El umbral de la eternidad" retoma la historia de las cinco familias pasados unos años desde el punto en el que terminó el anterior volumen. De esta manera, nos situamos en el año 1961 donde observamos que la vida de los personajes que nos acompañaron en El invierno del mundo y algunos de los que lo hicieron en La caída de los gigantes ha seguido su curso, creciendo y madurando los miembros más jóvenes de cada familia e incorporándose otros nuevos. Así en Alemania tenemos a la familia Franck compuesta por Carla y Werner quienes tras finalizar la guerra han adoptado a Rebecca, a la que han criado junto al hijo de Carla, Walli, que sueña con convertirse en estrella de rock, y a la hija de ambos, Lili. Mientras que Werner posee una fábrica en Berlín occidental, Carla se ha convertido en una reputada socialdemócrata y Rebecca se ha casado con Hans, un funcionario del Ministerio de Justicia, llevando la familia una existencia tranquila y apacible hasta que Rebecca descubra la verdadera identidad de su esposo, lo que trastocará tanto su vida como la de su familia.Por otro lado en Inglaterra tenemos a la familia Leckwith-Williams de la que forman parte, además de la abuela Eth Williams, el matrimonio compuesto por Lloyd y Daisy, y los dos hijos que han tenido: Dave, un joven al que los estudios no le van bien y Evie, quien ya despunta en el mundo del espectáculo. Aquí también encontraremos a los Murray, representados principalmente por los hijos de Eva Murray, Jasper, un joven que anhela convertirse en periodista y Anna, quien trabaja en una editorial.
En Estados Unidos destacan también dos familias. Por una parte está la familia Dewar compuesta por Woody y Bella que han tenido dos hijos, Cameron y Ursula, a quien todos llaman “Beep". Y por otra parte está la familia de Greg Peshkov, constituida por George, el hijo que tuvo junto a Jacky Jakes, con quien mantiene una estrecha relación a pesar de que no lo haya reconocido oficialmente, sintiéndose orgulloso de que esté a punto de graduarse en la facultad de derecho de Harvard, estando el joven también muy comprometido con la lucha por los derechos civiles.Finalmente en Rusia destaca la familia Dvorkin-Peshkov, quienes residen en la Casa del Gobierno, un edificio destinado a la elite de la capital, en el que conviven en diferentes apartamentos el matrimonio formado por Grigori y Katerina y su hija Ania, quien comparte la vivienda con sus hijos mellizos Tania, que trabaja como periodista, y Dimka, asistente del Kremlin. La familia se completa con Volodia, general del Servicio Secreto del Ejército Rojo y su esposa, la física Zoya.Esta sería en líneas muy generales la situación inicial con la que nos encontramos en los diferentes escenarios al comienzo del libro. A lo largo de sus páginas iremos siguiendo el curso de la vida de los miembros de estas familias, el cual quedará marcado en gran medida por los acontecimientos históricos que tuvieron lugar en el periodo que abarca desde comienzos de los 60 al año 2008, que es el momento en el que sitúa el epílogo final que cierra esta trilogía.Al igual que con los dos anteriores, he disfrutado mucho con la lectura de El umbral de la eternidad a pesar de que en un principio tenía algunas dudas relacionadas con el tema de la Guerra Fría ya que no es algo que me atraiga especialmente, y temía que me resultase aburrido. Sin embargo esto no ha sido ningún obstáculo y he seguido con interés el desarrollo de la trama desde la primera hasta la última página, cerrando el libro con cierta pena por tener que abandonar a los miembros de estas cinco familias, a los que hemos acompañado durante tanto tiempo.
Trilogía The Century
Por lo que se refiere a la estructura y estilo narrativo, volvemos a encontrar los aspectos que ya comenté en las reseñas tanto de La caída de los gigantes como de El invierno del mundo. Comienza así incluyendo un listado de personajes agrupados por su nacionalidad y, en cada una de ellas, diferenciando los miembros que pertenecen a las distintas familias y los que quedan al margen, tanto reales como ficticios. A continuación nos encontramos con las diez partes en las que se divide El umbral de la eternidad, que a su vez vienen estructuradas en diversos capítulos, y quedan completadas con un epílogo final. La narración sigue un curso lineal y se sirve de un narrador omnisciente en tercera persona el cual permite que el autor alterne entre los diferentes personajes y escenarios para contarnos todo lo que está sucediendo. Todo esto hace que la lectura sea muy dinámica y entretenida, por lo que a pesar de que el libro tiene más de mil páginas, avanzamos casi sin darnos cuenta y sin que se haga pesado o monótono en ningún punto.Tampoco depara sorpresas este libro en cuanto al estilo narrativo de Ken Follet y así observamos que se mantiene fiel a este, empleando una prosa sencilla, clara y fluida que resulta de fácil lectura y que mantiene un ritmo narrativo ágil y constante. Se presentan equilibrados diálogo y narración destacando una vez más la técnica descriptiva con la que el autor hace énfasis tanto en ambientes como en personajes, permitiéndonos tener una visión clara de la forma en la que se desarrollan cada una de las escenas que están teniendo lugar.Aunque hasta ahora me he limitado a señalar puntos comunes con los anteriores volúmenes de la trilogía The Century, esto no quiere decir que en este libro no se incluyan nuevos elementos, pues tanto en los personajes como en el enfoque que ofrece la trama, vamos a encontrar rasgos que difieren de lo que Follet nos había ofrecido en La caída de los gigantes y El invierno del mundo.A pesar de los años transcurridos desde el punto en el que comienza la historia en el primer libro, son muchos los componentes de las familias que nos siguen acompañando aunque sea en un segundo plano, por lo que la galería de personajes se vuelve a ampliar en El umbral de la eternidad. El elevado número de personajes no supone un problema pues a la mayoría de familiares ya los conocemos, y en este caso quienes toman protagonismo son las nuevas generaciones, por lo que serán sus historias individuales las que capten toda nuestra atención. Una vez más Ken Follet nos ofrece personajes perfectamente caracterizados y definidos a través de múltiples matices que nos permiten diferenciarlos sin problema ni necesidad de recurrir a la guía inicial que nos facilita. Cada uno posee su propia personalidad que lo individualiza del resto y el autor nos permite llegar a conocerlos en profundidad y comprenderlos, conectando en mayor medida con unos u otros en función de nuestra propia forma de ser. Todos ellos resultan cercanos y están perfilados con acierto, mostrando diferentes características que los van a inclinar en una u otra dirección y aunque nos encontramos con alguna figura que resulta demasiado perfecta, en general presentan tanto virtudes como defectos. Pienso que uno de los aciertos de Ken Follet a la hora de construir a los personajes de sus libros es la cercanía y simpatía que logra que muchos de ellos transmitan al lector pues esto hace que te impliques rápidamente en sus vidas y compartas las múltiples emociones y sentimientos que experimentan en cada momento. En este caso también nos encontramos con una combinación de personajes de ficción con reales, destacando entre estos últimos John Kennedy, su hermano Bobby, Gorbachov, Nikita Serguéyevich Jrushchov o Martin Luther King entre otros. Resultaría muy extenso entrar en detalles de cada uno de los personajes por separado y podría hablaros únicamente de los que han sido mis favoritos pero en este caso he de reconocer que, salvo alguna excepción como en el caso de Jasper Murray, todos me han gustado mucho tanto por sus llamativas personalidades como por las situaciones que han protagonizado y en ningún momento he sentido la necesidad de retomar otra historia para recuperar a una de mis figuras preferidas.Junto a los personajes otro aspecto novedoso en El umbral de la eternidad es el relacionado con los acontecimientos históricos que abarca este libro. En los dos anteriores en el eje central se situaba la guerra, en un caso la Primera y en el otro la Segunda, lo que marcaba en cierta medida el tono que predominaba en los hechos vividos por los personajes. En este caso estamos en el periodo que conocemos como la Guerra Fría y nos vamos a encontrar con tensiones y enfrentamientos que requieren intervención por parte de los distintos gobiernos para solventar los conflictos económicos, políticos e ideológicos que se viven en esos años. Destaca una vez más el gran trabajo de documentación que se aprecia detrás de la obra por medio del cual Ken Follet consigue plasmar los diferentes hechos que marcaron ese periodo, implicando a sus personajes en los mismos y ofreciéndonos a través de ellos una idea de las diferentes situaciones vividas en los principales países. Al ser años relativamente próximos a la época actual, en función de nuestra edad encontraremos hechos que nos resulten más conocidos al haber oído hablar de ellos con mayor asiduidad.Si bien en los anteriores libros podíamos hablar de un acontecimiento histórico dominante, en El umbral de la eternidad son varios, y así observamos lo que sucede en la Alemania oriental y occidental, en Reino Unido, en Rusia y en Estados Unidos, viviéndose en cada uno distintos hechos con diferente intensidad. El temor a un enfrentamiento nuclear, la crisis de los misiles en Cuba, la lucha por los derechos civiles, los asesinatos de John Kennedy, Bobby Kennedy o Martin Luther King, el levantamiento del muro de Berlín y su posterior caída, el movimiento hippie o la guerra de Vietnam son algunos de los muchos acontecimientos que se van sucediendo a lo largo de estos años y a lo largo de las páginas de la novela, dando lugar a una lectura sumamente interesante e instructiva que nos permite profundizar en este periodo histórico y ampliar nuestros conocimientos sobre el mismo, conociendo el origen de las tensiones y conflictos que durante el mismo se produjeron. Pero no solo nos centramos en hechos sino que queda reflejada la forma de vida, las dificultades por las que atravesaba la población, las ideas que defendían, los contrastes en función de la zona de residencia o la evolución en la forma de vestir, todos ellos elementos que con minuciosidad dan forma al contexto en el que se sitúa cada escena.En El umbral de la eternidad observamos que la música juega un papel muy relevante e incluso podríamos decir que es una novela que llega acompañada de banda sonora. Observamos como, al igual que la sociedad, esta va evolucionando y se convierte en un instrumento de lucha, protesta y reivindicación ya que las letras de las canciones reflejan las ideas de la sociedad, se demanda un aumento de libertad y de mejora de los derechos humanos.Os comentaba anteriormente que tenía cierto temor a que la lectura me resultase pesada pues temas como la Guerra Fría, el espionaje o la política no me atraían demasiado pero Ken Follet ha logrado encontrar el punto de equilibrio para que la lectura haya resultado de lo más interesante y he seguido con atención todo lo que estaba sucediendo, implicándome en la historia y sufriendo los aumentos de tensión y el peligro ante los conflictos que se plantean. Creo que este es uno de los puntos positivos que tiene tanto este como los anteriores libros ya que Follet consigue hacerte formar parte de la historia que está narrando y que experimentes las mismas sensaciones y emociones que sus personajes, viviendo de cerca el dramatismo de algunas escenas como el asesinato de Martin Luter King o el de John Kennedy, y compartiendo la alegría y emotividad de otras como la caída del muro.En definitiva, creo que El umbral de la eternidad supone un cierre perfecto para esta trilogía en la que Ken Follet nos ha acercado a la historia del siglo XX. Al igual que las dos anteriores, nos ofrece una trama interesante, equilibrada y bien desarrollada en la que a través de diferentes líneas argumentales vamos a descubrir los acontecimientos más relevantes que han tenido lugar en los últimos años por lo que resulta en cierta forma instructiva a la par que amena y entretenida.
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