La política de recortes que sufren las Bibliotecas está provocando, no solo la pérdida de usuarios y de puestos de trabajo sino también una enorme desactualización en los títulos accesibles a los lectores, debido a la falta de presupuesto para la adquisición de novedades.
Los fondos no se renuevan ni se actualizan.
Cualquier usuario habitual de bibliotecas públicas está pudiendo constatar que las nuevas incorporaciones de títulos han disminuido de forma alarmante, cuando no desaparecido completamente, quedando a veces únicamente a la voluntad de donaciones de usuarios.
Y estas donaciones, lógicamente, no son novedades, sino esos libros que no caben en casa o que directamente no nos gustan.
Así que, el "único" papel que entra ahora en las bibliotecas, y que sí se renueva habitualmente, es este:
Diríase que las Bibliotecas se han convertido en servicios públicos; servicio en la acepción de retrete.
Las Bibliotecas no son un gasto; son una inversión.
Pero de esto ya no se habla.
Los recortes en ciencia se llevan todas las portadas, pero la cultura no le interesa a (casi) nadie.
La suerte de la ciencia la cultura la desea.
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La foto ha sido tomada esta misma mañana, a las puertas de la Bilioteca de Aragón.