El único pecado

Es un poco tarde y tampoco acostumbro a estas cosas, pero me gustaría compartir contigo una reflexión propia. Trata sobre el único pecado o el único mal que se puede cometer en este mundo, el que se esconde detrás de cada mentira, cada engaño, cada trición. Estoy hablando del robo.

Cuando te apoderas de un objeto que no te pertenece es indiscutible que estás robando, al igual que cuando mientes. Cuando mientes, le estás robando el derecho a la otra persona a saber la verdad. Por eso a veces el no decir nada se considera una mentira por mucho que no lo sea, porque sigues comentiendo el mismo pecado. ¿Nunca te han dicho tus padres “no decir la verdad es como mentir”?

Yo he sido siempre de las personas que si hace algo mal y sus padres le pillan, se queda callada antes de asumir las consecuencias de sus actos, y yo nunca vi callarse como mentir, pero tampoco como decir la verdad. Era siempre un intermedio que te salvaba de ser mentiroso, pero no te hacía ser sincero. Y así pensaba yo, y mis padres insistían en que dejase de mentir, que si hacía algo lo dijera.

De la misma manera sucede cuando matas a alguien, le estás robando la vida. En el fondo, hay muchas cosas que le puedes robar a una persona. Puedes robarle a sus seres queridos, sus objetos materiales, sus amigos, su dignidad e incluso su vida, pero afortunadamente hay cosas que jamás se le pueden arrebatar a una persona. ¿Te haces una idea de cuáles son? Pues ahí quería yo llegar. Los sueños, las metas, las experiencias, los recuerdos, las ideas, el conocimiento… son ejemplos de “cosas” que nadie te va a poder arrebatar. Así que por mucho qeu te roben, apóyate en lo que no pueden quitarte, siendo ese tu punto fuerte.

Un saludo y gracias de corazón por tu tiempo.