A medida que el SARS-CoV-2 continúa su propagación global, es posible que uno de los pilares del control de la pandemia de Covid-19, el enmascaramiento facial universal, pueda ayudar a reducir la gravedad de la enfermedad y garantizar que una mayor proporción de nuevas infecciones sean asintomáticas.
Si se confirma esta hipótesis, el enmascaramiento universal podría convertirse en una forma de "variolación" que generaría inmunidad y, por lo tanto, ralentizaría la propagación del virus en los Estados Unidos y otros lugares, mientras esperamos una vacuna.
Dado que las mascarillas pueden filtrar algunas gotitas que contienen virus (con la capacidad de filtrado determinada por el tipo de mascarilla), la mascarilla podría reducir el inóculo que inhala una persona expuesta.
Si esta teoría se confirma, enmascaramiento poblacional, con cualquier tipo de máscara que aumente la aceptabilidad y adherencia, podría contribuir a aumentar la proporción de infecciones por SARS-CoV-2 que son asintomáticas.
Los CDC de EEUU estimaron que la tasa típica de infección asintomática con SARS-CoV-2 era del 40% a mediados de julio, pero se informa que las tasas de infección asintomática son superiores al 80% en entornos con enmascaramiento facial universal, lo que proporciona evidencia observacional de esta hipótesis [...]
Fuente: The New England Journal of Medicine