Revista Opinión

El vacío que dejó la ausencia de mi madre

Publicado el 21 marzo 2019 por Carlosgu82

Posterior a la muerte de mi madre, tuve una gran necesidad de acercarme a Dios, a una Iglesia. ¡No era posible! si después de más de diez años Dios había salido de mi cabeza por completo. No lo busqué ni para pedir por la salud y recuperación de mi madre al vivir un impresionante dolor físico en su estancia de dos meses continuos en un hospital, soportando día a día toda clase de intentos bárbaros de los médicos por mantenerla viva. No lo busqué ni al dar a luz a mis hijas siendo éste el dolor físico más intenso que he vivido.

Pareciera que ella (mi madre) fue quien me acercaba a él (Dios) como si se hubiera convertido en mi ángel guardián y supiera de mi gran dolor por su ausencia, la pesadilla de saber que ya no podía llamarla para charlar o al buscar apoyo moral cuando me sintiera sola, triste o tan distante del resto de la familia.

Pareciera que ella me estuviera conduciendo hacia un templo como diciendo, ¡ve, acércate (a la Iglesia) donde podrás sentirte más tranquila, donde podrás hablarle (a Dios) y desahogarte pues lo que sientes no puedes contenerlo más! Sé que a mi madre no le gustaría verme como estaba: destrozada por su ausencia. Y aunque me esforzaba por ocultarlo (el dolor) para no hacer sentir mal a mis hijas pequeñas que notaban un cambio importante en mi estado de ánimo y el silencio y en las mínimas ganas que tenía de hablar o poner atención a cualquier cosa que antes me interesara.

Esto junto a la gran culpa que cargo por apartarme de mi mamá, cambiándome de ciudad cuando más me necesitó, ¡qué crueldad de mi parte! no podía con todo eso. Pero ¿yo? tan atea, tan incrédula y que nunca antes experimenté o viví la muerte de un ser querido tan cercano y no tenía idea de lo que era y lo que sentiría, hoy tengo la necesidad de mantener a Dios nuevamente en el pensamiento y en mi vida. ¿Cómo es eso? no lo sé. Sólo sé que mi madre sigue conmigo, incluso se ha aparecido constantemente en mis sueños. Ella y Dios están conmigo y yo con ellos.


Volver a la Portada de Logo Paperblog