Revista Opinión

El vaivén de la vida

Publicado el 14 marzo 2015 por María Pilar @pilarmore
El vaivén de la vidaEn la vida de Clara había aparentemente de todo menos monotonía. Era de esas personas que cuando te pasan, su estela tira de ti y te hace girar la cabeza deseando alargar tu mano entre la brisa que ondea los rizos de su melena.Esa noche Clara se separó de la fiesta, se quitó los zapatos de tacón de vértigo, la máscara de top-model y se abandonó en el columpio de sus pensamientos. Cualquier observador habría olido la tristeza que  embargaba  tanta belleza. Sabía que Rubén no se creía que ella se dormía en cuanto llegaba a casa, pero callaba. Rubén sabía que esa tarde ella había llorado pero dijo:̶  Cariño, ¿estás ya preparada? La rutina había llegado a sus vidas como un intruso para definitivamente quedarse. Su ambición profesional, el estatus social y ese ajetreo diario de fiestas y relaciones sociales para alzar una muralla sobre la que asentar su seguridad, paradójicamente había tejido una telaraña en la que se habían perdido y ahora… ahora todo ello solo  servía para acallar el incómodo silencio instalado entre los dos. Compartían cama, pero no dormían juntos, reservaban mesa en los mejores restaurantes, pero comían distanciados, viajaban juntos pero… Qué lejos le quedaban a Clara aquellos días que les pertenecieron, las separaciones eran minutos contados para volver a verse, los kilómetros recorridos no importaban por un furtivo encuentro, decirse esas cosas que tanto les gustaba oír para alargar el tiempo, cruzar miradas cargadas de sensualidad, estrechar el aire con sus abrazos de amantes para comerse a besos.Quería abrir un agujero en su mundo  por el que poder escaparse. Dio un puñetazo a la soledad y descalza se adentró en la fiesta de la vida dispuesta a recuperar su tiempo. El vaivén de la vida

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