Revista África
El macizo del Toubkal es uno de los destinos preferidos en Marruecos para los amantes de las montañas, que buscan principalmente hollar la cima más alta del Atlas y de todo el norte de África. Pero esta región no es sólo Imlil y el Toubkal. Las decenas de cumbres que superan ampliamente los tres mil metros, encierran angostos valles fluviales, cuyas paredes se desploman en vertiginoso descenso desde los roquedos cimeros, con desniveles brutales en laderas desnudas, hasta el estrecho fondo, donde los arroyos fluyen entre el verdor de las pequeñas huertas que se apretujan a sus orillas. Y siempre sorprende que en un medio tan hostil y aislado, el hombre haya encontrado su manera de convivir con él y subsistir arrancándole a la tierra todo lo que es capaz de dar. El valle de Imenane es un perfecto ejemplo de ello.
Nos encontramos de súbito con el valle al traspasar el Tizi-n-Tamatert , a 2.280 m. de altura, al que se accede, si venimos desde Imlil, por una carretera de reciente construcción. Desde aquí, un camino que no me atrevería a llamar pista, desciende en picado mediante interminables zig-zags, hasta la misma ribera del Assif Imenane, frente a la aldea de Tamguist. Si queremos recorrer el valle a pie, en una de las rutas de trekking -de dos días- mas interesantes y atractivas de la zona, todo un clásico, podemos acceder al fondo del valle desde aquí, aunque la ruta completa se iniciaría en Tacheddirt.- El puerto nos brinda una magnífica panorámica, si bien algo cerrada por la propia configuración del valle, divisando, bajo el abrigo del Jbel Oukaimeden (3.270 m.), varias aldeas cuyas casas de piedra se apelotonan escalonadas en la parte baja de las laderas, conformando una divisoria de colores y estructura, una frontera entre lo ocre y lo verde, entre lo estéril y lo fértil.- A partir de las aldeas, la práctica totalidad del terreno hasta las riberas del rio, está ocupada por terrazas de cultivo, pequeñas pero eficaces para evitar la erosión y regadas mediante una extensa red de acequias que captan el agua del rio y los diferentes arroyos que lo nutren y la traslada a media ladera hasta los pequeños huertos colgados . Para ello han sido necesario siglos de trabajo y tesón domesticando y modelando la piedra y la tierra, lo que dice mucho de la tenacidad y capacidad de supervivenvia de las gentes que lo habitan. (foto superior, las aldeas de Ouaneskra y Tamguist , vistas desde el Tizi-n-Tamatert).
Si vamos motorizados y seguimos por la carretera, llegamos a Tacheddirt, la aldea mas alta del valle y punto de partida para las ascenciones a algunas de las cumbres que cierran el valle, cubiertas de nieve hasta bien entrada la primavera , como el Jbel Angour (3.616 m.) o el Jbel Anrhemer (3.890 m. ) o la travesía a Oukaimedem y la vuelta al macizo del Toubkal, a través del Tizi-n-Likemt.- Se encuentra a una altura aproximada de 2.400 metros, aunque es dificil siempre establecer estos parámetros ya que, al estar los pueblos escalonados en las laderas, puede haber perfectamente 100 metros o más de diferencia entre las partes más altas y las más bajas. Aquí nace una pista , estrecha pero en general en buenas condiciones, que va descendiendo paulatinamente por el valle, adaptándose a su configuración y uniendo todas las aldeas que se van sucediendo una tras otra (Ouaneskra, Tamguist, Ikkis, Amskere, Arg...).-
Las pequeñas poblaciones, encaramadas como pueden en las pendientes, con sus casas arracimadas como dando la sensación de encabalgadas unas a otras, edificadas de piedra, y en algunos casos combinando la piedra y el tapial, y con techos de tierra prensada sobre un entramado de cobertura vegetal, conservan plenamente su aspecto tradicional, aunque moteado de blanco por la presencia de las omnipresentes antenas parabólicas (foto superior izda.: casas de la aldea de Ikkis). Pero poco a poco el cemento va haciendo acto de presencia y cada vez más aparecen aquí y allí construcciones que engarzan en el conjunto como una melena de rastas en una orquesta sinfónica , síntoma inequívoco de que el asfalto va avanzando por el valle.- Paradójicamente las construcciones agresivas que más destacan suelen ser los edificios públicos y aquellas que se levantan como servicios a los turistas -las gîtes y los albergues, ya que, como se ha dicho, esta ruta es un trekking clásico en la región-, que nos sentimos, en la mayoría de los casos, atraídos y buscamos estos rincones, precisamente, por el paisaje y la conjunción tradicional del hombre con él.
A medida que nos vamos acercando a cada una de las aldeas, la ladera se viste de verde y los frutales, principalmente almendros, salpican gran parte de los bancales de cultivo, con sus ramas retorcidas y desnudas en invierno, y que esperan impacientes la llegada de la primavera para inundar las laderas, como la paleta de un pintor, con una explosión de color. (foto derecha, terrazas cerca de Ouaneskra, con el Jbel Aksoual, de 3848 metros, al fondo).-
Tras pasar Amskere (foto superior) , uno de los pueblos más importantes, la pista se va acercando paulatinamente al rio, el Assif Imenane , cuyas riberas, auténticos vergeles, se encuentran pobladas de nogales, un árbol muy común en los fondos de los valles, no sólo de esta región, sino de gran parte del Alto Atlas (última foto).- Cuando llegamos prácticamente a su altura, nos encontramos con la aldea de Arg, una de las que mejor conserva la arquitectura popular de la zona, dominando en este caso el tapial sobre la piedra -a diferencia de los pueblos situados en cabecera de valle- , y presentando una tonalidad más oscura, debido al color de la tierra que lo circunda (foto inferior).- Tras pasar el pueblo de Arg , que consta de tres pequeños barrios, uno de ellos ubicado a cierta altura en la otra orilla, y en el que concurren un par de arroyuelos, la pista cruza el rio a través de un pequeño puente de cemento, y comienza a elevarse para salvar un tramo encañonado del rio.
En esta otra vertiente, el paisaje cambia considerablemente: los roquedos desaparecen prácticamente y el terreno se vuelve arcilloso, con sus clásicos tonos rojizos, y los enebros y sabinas comienzan a poblar las laderas. No en vano, hemos perdido mucha altura desde que comenzamos en cabecera de valle a 2.400 metros, ya que ahora nos encontramos a unos 1.600 metros y la vegetación de media montaña ha hecho su aparición. Frente a nosotros vemos un valle lateral que baja desde la otra vertiente. Es el valle del Assif Ouagadir, que tras regar varias aldeas (Agadir, Imsourene, Gliz y Tinourhar) aumenta con sus aguas el caudal del Assif Imenane.- La pista continúa bajando hasta llegar a El Bour, donde el valle, definitivamente se abre, y el horizonte se ensancha. Si volvemos la vista hacia atrás, podremos contemplar una amplia panorámica del espacio recorrido, desde las ya lejanas alturas cumbres donde comenzamos la ruta, hasta los diversos valles que van confluyendo (foto inferior).-
Si nuestra ruta la estamos haciendo a pie, aquí se nos presentan dos claras opciones, o bien continuar por la pista hasta llegar a Asni , bien comenzar la ascención de un pequeño puerto , Tizi el Bour (o Tizi-n-Imeskar), que se nos presenta encima del pueblo y que tras un par de horas de camino, nos dejará junto a la aldea de Imi Ourhlad, en la carretera que une Imlil y Asni, aproximadamente en la mitad de la misma, a 8 km. de Imlil y 9 de Asni.
Apenas 3 km. después de dejar atrás El Bour, y tras cruzar nuevamente el rio, llegamos a una carretera asfaltada de reciente construcción que une Asni con Oukaimedem y el Valle del Ourika. Apenas unas curvas y un par de pequeñas aldeas nos separan ya de Asni y de la ruta del Tizi-n-Test.-
Si queremos distrutar de la ruta y de los paisajes naturales y humanos que nos ofrece, deberemos de reservar , al menos, medio día completo. Si, por el contrario, nos dedicamos a tragar kilómetros sin ton ni son, en apenas un par de horas habremos completado el recorrido.
COMER Y DORMIR.-
En la última década, y al abrigo del aumento de los visitantes a esta zona, atraídos por el Toubkal y las cumbres cercanas, los alojamientos de categoría media y media baja, han proliferado como setas, y en la actualidad, son docenas los que podemos encontrar en Imlil y las aldeas de alrededor, aunque también existen establecimientos de superior categoría, entre los que se encuentra La Kasbah del Toubkal, hotel con un encanto muy especial, pero que se refleja también en su precio (alrededor de 1000 Dh. la m/p). En cuanto a los albergues y hoteles de categoría media y media baja , con precios entre 150 y 200 Dh. la media pensión, no voy a mencionar a ninguno porque, como digo, se cuentan por docenas y todos son más o menos de las mismas características y ofrecen servicios muy similares. Su encanto suele residir en su emplazamiento y las vistas que éste ofrezca, no en el edificio en sí, ya que suelen ser construcciones de hormigón , impersonales y radicalmente feas y desubicadas en el entorno .
En el propio valle de Imenane, encontramos alojamientos , ya sean albergues o gîtes, en la practica totalidad de las aldeas (Tacheddirt , Ouaneskra, Tamguist , Amskere) , reflejo de que la tradición de treks por la zona viene de años atrás.- En Tacheddirt, encontramos, además, el refugio del Club Alpino Francés.
CÓMO LLEGAR.-
Desde Imlil (población a la que se accede por una carretera de 17 km. que parte de Asni -en la ruta del Tizi-n-Test-), debemos tomar la carretera hacia Tamatert y Tacheddirt (foto superior, vista del valle de Imlil desde la subida hacia el Tizi-n-Tamatert ). En esta última población es donde comienza la pista que recorre todo el valle, aunque también podemos acceder a ella un poco antes tomando un desvio a Bonaskra que se inicia justo en una curva cerrada. A partir de aquí no hay más que seguir la pista principal.
Se queremos comenzar desde Asni, debemos de tomar la nueva carretera que va hacia Oukaimeden, y tomar una buena pista a la derecha, apenas 3 km. después, tras pasar la aldea de Tannshart.