Bienvenidos al Value Investing, una filosofía de inversión totalmente diferente al trading al que se está acostumbrado ver. Se dio a conocer en 1934 con la publicación de: “The Security Analysis”, de Benjamin Graham y Frank Dodd; pero realmente se consolidaría a partir de 1949 con: “El inversor inteligente” de Ben Graham.
Se trata, no únicamente una forma de invertir, sino una manera de ser y comportarse ante las fluctuaciones del mercado que se dan durante el tiempo y que, mientras siga existiendo, trataremos de atrapar sus momentos de ineficiencia para obtener una provechosa rentabilidad a nuestra cartera de valores. No prometo hacerles ricos, pero sí por lo menos dar a conocer una percepción diferente sobre la Bolsa.
A diferencia del análisis técnico o cualquier otro tipo de filosofía relacionada con la renta variable, en el Value Investing no se trata de seguir la tendencia, y comprar porque los precios de las acciones suben y vender porque bajan. Al contrario, trataremos de descubrir entre las ruinas los tesoros que nadie ha sido capaz de ver. Hay una canción que se titula: “Busco en la basura”, más o menos se trata de eso. Pero no me malinterpreten, el objetivo básico del Value Investing es el de darse cuenta de lo que es una gema donde la mayoría aprecia una simple y modesta piedra.
¿Qué es el value investing? Oportunidad
Por otra parte, a la hora de adquirir acciones, no se deben ver como una simple anotacióna a cuenta, una vela de precios que fluctúa, sino como una propiedad, un trozo de tierra del que subyace un valor. Se podría comparar como el granjero que tiene una parcela en la que pone todas sus ilusiones y fuerzas para obtener una jugosa cosecha a cambio. De esto se trata también el value investing, de ver los activos como tal parcela de la que vendrán dividendos (cosecha) y, en el momento en el que el valor de mercado se descuelga por completo del valor real, cuestionarnos si debemos seguir conversando las acciones en nuestra cartera o, por el contrario, deberíamos de reducir nuestra exposición a ellas y/o liquidar algunas operaciones.
Así es el mercado de valores, un mercado que tiene épocas en el que existe un exhuberante optimismo que empuje el precio de las acciones hasta alturas insospechables, donde predomina el color rosa, la futura prosperidad, o los asesores que dicen: “Esta es una opotunidad única”. Es un estado psicológico hiperinflacionario en el que se compra ahora porque se teme de que siga subiendo en el futuro y no se pueda sacar un cuantioso beneficio en el diferencial. Por otro lado, la Bolsa. tiene momentos de pánico y de pesimismo. Entonces, el ambiente es oscuro y lúgubre, nadie quiere saber nada sobre acciones y lo ven como un lugar de mucho riesgo. Curiosa la irracionalidad del público bursátil.
Sin embargo, respecto a lo descrito en el párrafo anterior, deberíamos bendecir la locura de muchos, debido a que en el corto plazo nos brindará la oportunidad de llenar nuestra cartera de acciones de empresas de alta calidad a precios de ganga, para posteriormente obtener cuantiosos dividendos y, más tarde, un margen de beneficios gracias al diferencial entre precio de compra y de venta (deduciendo comisiones por operaciones).
Además, no solo se buscarán gangas en la Bolsa, sino además se ha de ser criticos con algunos negocios y preguntarnos si el precio de mercado está representando realmente la marcha de la empresa. En el value investing es importante cultivar el espíritu crítico, dado que permitirá evitar abocarnos a una teoría operativa milagrosa que nos llevará a grandes sustos y, además, minimizar lo máximo posible los riesgos de perder nuestro capital.
Por último, como objetivo de esta columna, indicarles que hemos decidido que crearé una cartera de valores donde seleccionaré una serie de acciones, y así compartir con ustedes su evolución cada intervalo de tiempo. Será en principio cada seis meses, debido principalmente a que el Value Investing es una filosofía de inversión de largo plazo.
Una vez más, bienvenidos y espero que disfruten.