Revista Cultura y Ocio

El vapor CRISTÓBAL COLÓN en el Puerto de Santander

Por Dapalo
El vapor CRISTÓBAL COLÓN en el Puerto de Santander

La Compañía Trasatlántica cubría el servicio España-México con los magníficos buques hermanos Cristóbal Colón y Habana, ex-Alfonso XIII, pero con el inicio de la guerra civil en julio de 1936, las escalas fueron suspendidas. Posteriormente, tras la victoria de las fuerzas nacionales del general Franco, las relaciones se rompen y esta suspensión de servicio se alargaría en demasía, ¡12 años!

Al Cristóbal Colón le sorprendió en Veracruz la fatídica fecha del 18 de julio de 1936. El buque estaba al mando del célebre capitán Eduardo Fano Oyarbide y desde América, regresa a Europa escalando en Southampton y posteriormente en Santander, quedando en poder del gobierno republicano. Al cabo de un mes se le ordena salir con destino al puerto galés de Cardiff en el Reino Unido, donde repostaría completo de carbón para una travesía larga hasta México y cargar material militar para la República. En Cardiff el capitán Fano y sus oficiales abandonan el barco y se pasan a la zona nacional, enviando desde España al capitán Crescencio Navarro Delgado, perteneciente a la Marina Mercante del Frente Popular, para salir a viaje con nuevo mando el 16 de octubre. Nueve días más tarde cuando navegaba a 15 nudos de velocidad, mar en calma y cielo despejado, embarranca en los arrecifes de la Isla de Saint George en Bermudas. A la llamada de auxilio respondió el crucero ligero de la Marina de Guerra británica Dragon, que le dio remolque pero nada pudo hacer en su ayuda. También acudieron varios remolcadores, resultando infructuosa su presencia debido a la escasa potencia de los mismos, quedando allí atrapado y perdiéndose definitivamente, a pesar de los esfuerzos para reflotarlo. Su capitán de efímero mando en tan espléndido buque y resto de la tripulación compuesta en total de 170 hombres, fueron recogidos por el citado crucero británico y llevados al puerto de Saint George, donde se celebró el juicio por el naufragio, considerando la Corte de Justicia de la isla, culpable del siniestro al capitán, por negligencia.

Todos los tripulantes se salvaron en el accidente, pero comenzaron un angustioso calvario que duraría 14 meses, al ser abandonados a su suerte desde el primer momento por el gobierno republicano de Madrid, así como también por los de los"países amigos" de México, Cuba y Francia que no quisieron saber nada de ellos, teniendo las autoridades de la isla que proporcionarles trabajo para pagar los gastos de alojamiento y manutención. Finalmente, en la Nochebuena de 1937, los sufridos tripulantes embarcaron a bordo del vapor Reina del Pacífico con destino al puerto francés de La Pallice, a donde llegaron sin novedad.

La relativa cercanía del naufragio de tierra firme, hizo que el buque fuera saqueado por los habitantes del archipiélago, desvalijando muebles, pinturas, esculturas, vajillas, cubertería; en fin, todo lo que de valor había a bordo, permaneciendo atrapado en los arrecifes como "reclamo turístico " durante algo más de tres años, para finalmente, a principios de 1940, aviones de las Fuerzas Aéreas norteamericanas usaron sus restos como blanco para sus prácticas de bombardeo y con ello hicieron desaparecer de la vista todo vestigio de aquella desgraciada embarrancada.

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