Esta es la nota hecha pública hoy por el portavoz de la Santa Sede:
“La posición de la Iglesia católica sobre la pena de muerte es conocida. Se espera, por tanto, que la sentencia contra Tarek Aziz no se aplique, precisamente para favorecer la reconciliación y la reconstrucción de la paz y de la justicia en Irak, después de los grandes sufrimientos pasados.
“Por lo que respecta a una posible intervención humanitaria, la Santa Sede acostumbra a no actuar de manera pública, sino por las vías diplomáticas a su disposición”.
La posición clara de la Iglesia contra la pena de muerte y las razones que se aducen en el comunicado, además de las vías diplomáticas que se mencionan y que seguramente están actuando, no han tenido aún ecos públicos de adhesión. Tampoco se conocen declaraciones semejantes por parte de instituciones y organizaciones que en principio son contrarias a la pena de muerte.
El hijo de Aziz declara no tener esperanzas en que la condena sea revocada, dado que el tribunal sería (es) es mismo:
"¿A quién podemos dirigirnos para apelar si la corte es siempre la misma, si los jueces son siempre los mismos?" se preguntó "El juez que condenó a mi padre es un miembro del partido Daawa (del actual premier Nuri al Maliki) y en las precedentes elecciones era candidato en la lista de Maliki".
La agencia Ansa refiere también la razón de la condena, asociada a la situación política del momento:
La condena concierne a su rol en la persecución de los partidos chiítas en los años 80, durante la guerra contra Irán, en especial contra el partito Daawa, en la época clandestino y hoy en el gobierno a través del primer ministro saliente, Nuri al Maliki.
Esperemos que la posición de clemencia del Vaticano, muy difundida por la prensa internacional, logre prevalecer sobre la condena.
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