Según un memorándum de 1947 de la embajada de Estados Unidos en Roma, la vía de escape preferida por el 90% de los nazis fue el Pasillo Vaticano, una organización controlada desde la Santa Sede por el que, a través de rutas de contrabando y pasando por los Alpes italianos hacia Merano o Bolzano, hasta el Tirol del Sur, luego a Roma y, de allí, llegaban a Génova, para, desde esta ciudad portuaria, huir hasta Sudamérica u Oriente medio pasando por distintas organizaciones religiosas de Roma o Milán o Roma, en lo que se conocía como "Ruta de las Ratas". Otros nombre que recibía era el de "Ruta de los Monasterios" ya que solían alojarse en monasterios que se encontraban en la ruta.
Además de la red organizada por el Vaticano estaban, la Ruta de la Araña, que pasaba por España, y la Ruta Libertad, que llegaba hasta Estados Unidos pasando por Canadá. La mayor parte de los criminales nazis huyen en barco directamente a Sudamérica, sobre todo a Argentina, lo que el caza-nazis Simon Wiesenthal llamó el "Cabo de Última Esperanza".
Más de 15.000 criminales de guerra lograron escapar. Unos 4.000 pudieron ser juzgados y casi 250 fueron ejecutados, entre ellos los principales cabecillas nazis.
El por qué el Vaticano ayudó a escapar a estos fugitivos es meramente por cuestiones ideológicas y practicas. El Papa Pio XII tenía más miedo a Stalin y su comunismo que al nazismo de Hitler. No quería que el comunismo se instaurara una vez finalizada la guerra en Europa, principalmente en Italia.
La red de evasión, controlada por monseñor Giovanni Battista Enrico Antonio Maria Montini, que fue nombrado papa el 21 de junio de 1963, como Pablo VI, facilitó, a través del Comité Internacional de la Cruz Roja documentos falsificados a personajes de la talla de Josef Mengele, Helmut Gregor o Adolf Eichmann (de nombre falso Ricardo Klement) que fue detenido por fuerzas del Mossad israelí, juzgado y ejecutado en la horca en 1962. En la red había un buen número de cardenales ultra-conservadores como Eugène Tisserant o el número dos del Vaticano, monseñor Montini.
Documento de identidad expedido por el CICR a Adolf Eichmann
Otro miembro importante de la iglesia que ayudó a los nazis croatas a escapar de Europa fue monseñor Krunoslav Draganovic. Teniendo como base de operaciones el Monasterio de San Girolamo, en Roma, muchos criminales de guerra nazis recibieron refugio allí y se les dieron documentos falsos.A pesar del importante número de fugados hubo muchos que ni siquiera fueron juzgados en Alemania o las penas fueron muy leves en comparación con los crímenes de los que se les acusaba. Por ejemplo Franz Stangl, comandante de los campos de exterminio de Sobibor y Treblinka, que fue condenado a tan solo 7 años de prisión por el asesinato de casi 900.000 personas. Stangl logró escapar agracias a la ayuda del Obispo Alois Hudal, rector del Colegio de Santa María dell'Anima en Roma, ferviente antisemita y admirador de Hitler y con la ayuda de la Conferencia Católica Estadounidense de Arzobispos. Vivió en Brasil donde fue encontrado por Simon Wiesenthal. Otros tuvieron incluso más suerte. Después de la guerra muchos formaron parte del gobierno de Konrad Adenauer y colaboraron activamente en las operaciones de denazificación de Alemania y Austria.
Para saber más:
La Huida de la ratas, de Eric Frattini
Documental: Die Rattenlinie
Libertad Digital
El País
Aish Latino
Laicismo