El detective de la literatura bengalí
Con su estupenda serie de grandes detectives, Quaterni está consiguiendo que los lectores españoles podamos trascender las barreras geográficas y temporales y entrar así en contacto con magníficos ejemplos de la literatura detectivesca de lugares lejanos en tiempos pretéritos, totalmente desconocida para muchos de nosotros. Así, tras los logros de darnos a conocer al detective japonés Hanshichi o reeditar brillantemente las aventuras del juez Di, ahora Quaterni acaba de publicar El veneno de la tarántula. Los misterios de Byomkesh Bakshi, del autor bengalí Sharadindu Bandyopadhyay (1899-1970).Sharadindu Bandyopadhyay fue guionista de cine y prolífico escritor que tocó los más variados géneros literarios: novela, teatro, ensayo, poesía... Sin embargo, se ganó la fama y su puesto preeminente en la literatura bengalí gracias a la creación de una serie protagonizada por el detective (o, mejor dicho, “inquisidor”, como el mismo personaje prefiere ser llamado) Byomkesh Bakshi.Satyabati es también una mujer excepcionalCon su inquisidor, claramente inspirado en Sherlock Holmes, Bandyopadhyay logró que la novela detectivesca, que hasta entonces era un subproducto literario, alcanzara un muy honroso lugar en la literatura bengalí.El volumen de Quaterni consta de 7 relatos (Byomkesh protagonizó 32 aventuras, incluyendo varias novelas), entre las que se cuenta “El misterio de la aguja de gramófono", el primero de los dedicados al detective, escrito en 1932, que tanto éxito tuvo, que persuadió al autor para hacer de su personaje el protagonista de una serie, por lo que en 1933 escribió “El inquisidor”, con el que se inicia este libro, a modo de precuela en la que se nos narra el encuentro entre el detective y su amigo Ajit, su particular Watson. Es inevitable, cuando leemos sobre algún detective que ha pasado a la posteridad como “El Sherlock indio” o japonés, o de donde quiera que sea, comparar al “reflejo” con su “original”. En el caso de Byomkesh Bakshi las diferencias con Sherlock, más allá de las indudables dotes deductivas de ambos, y de contar con un narrador de sus aventuras, son también grandes. En principio el bengalí tiene un sentido del humor y una calidez humana de la que carece su homólogo británico, lo que probablemente se deba a las diferencias culturales de las sociedades en que uno y otro viven. Por ejemplo, la relación que Byomkesh establece con Ajit, en este caso el amigo y escritor profesional que narra sus aventuras, es mucho más cercana que la existente entre Sherlock y Watson; tanto que se llega a convertir más bien en una relación fraterna, a la que en los últimos tres episodios de este volumen se une Satyabati, la joven esposa del inquisidor. Los tres juntos formarán una verdadera familia, al estilo de las extensas familias indias, en la que el narrador se ve integrado en el papel de hermano mayor del matrimonio. Ese matrimonio es también otra gran diferencia, porque aunque Satyabati es también en algunos aspectos “una mujer excepcional” (recordemos “a la mujer”, a aquella Irene Adler, no amada por Sherlock pero sí admirada), Byomkesh es capaz de establecer con ella una tierna relación amorosa y un matrimonio convencional y feliz.Sharadindu Bandyopadhyay nos regala en sus relatos un retrato de la occidentalizada clase media bengalí durante la época previa a la independencia y también posterior a “La partición” (la división del Imperio británico de la India entre hindúes y musulmanes, hecho histórico que dio lugar a cientos de miles de muertos y desplazados). El penúltimo relato, “Imagen imperfecta”, escrito ya en 1952, cuando Sharadindu Bandyopadhyay sucumbió a las presiones para que retomara a su detective al que había abandonado durante 16 años (¿no recuerda esto también a lo que vivió el autor del Sherlock Holmes?), es una exquisita descripción de esa clase media que celebra, por ejemplo, al modo británico, las Navidades, si bien mantiene otras costumbres acendradas, como puede ser el repudio social a la posibilidad de que una viuda, aunque lo sea de un matrimonio sin consumar que se celebró en su niñez, pueda rehacer su vida.Y en el último relato, “El ritmo de los misterios”, en el que se rastrea la influencia de Agatha Christie, resuenan los terribles ecos del drama de la mencionada “Partición”. Este relato, que pone en evidencia la inteligencia pero también toda la humanidad y compasión de Byomkesh Bakshi, es un conmovedor y perfecto epilogo para este libro, al que espero que Quaterni de pronta continuación haciéndonos llegar más de las amenas, interesantes y curiosas aventuras de Byomkesh “el inquisidor”, que no pueden dejar indiferente a ningún lector interesado en las historias de detectives, con el plus importantísimo del acercamiento a otras culturas.
Quaterni, 2015Compra en Casa del LibroJosé María Sánchez Pardo