Revista Medio Ambiente
Las últimas noticias aparecidas en la prensa confirman lo que todos sospechábamos desde hace tiempo. El uso de veneno en el campo está muy lejos de ser una cosa del pasado, todo lo contrario. Lo cierto es que el uso de venenos para matar aquellas especies que resultan molestas o son consideradas dañinas, es una práctica que nunca se dejo de usar en nuestro país. La facilidad de comprarlo en muchas tiendas, al ser muchos de ellos productos de uso insecticida o raticida, hace que en el medio rural se siga empleando rutinariamente.
Hoy aparece un artículo en la prensa regional asturiana en el que se exponen los resultados de un estudio realizado en los Picos de Europa en el que se confirma la muerte por envenenamiento de 22 animales entre 1996 y 2010 en el interior del Parque Nacional y de 240 animales en el entorno del mismo. Las cifras son alarmantes, pero aun lo serían mucho más si realmente conociéramos las cifras reales, ya que gran parte de los animales muertos no son detectados o como confirman algunos estudios previos realizados por la WWF, no salen a la luz y son ocultados. De hecho, según el informe realizado por esta asociación medioambiental, la situación de la lucha contra el veneno en Asturies es considerada como "muy insatisfactoria", destacando la falta de una estrategia efectiva para erradicar este problema y sobre todo la ausencia casi absoluta de sentencias ejemplarizantes.
Ayer conocíamos un nuevo caso de envenenamiento en el entorno de Picos, un alimoche recién llegado de África moría en el concejo de Onis. Las aves necrófagas, como buitres y alimoches, al alimentarse de carroña son unas de las principales víctimas de estas prácticas tercermundistas, pero pocas especies de depredadores se pueden sentir seguras ante esta amenaza. Águilas reales, zorros, lobos, osos y cualquier especie acuciada por el hambre, sobre todo durante un invierno y un comienzo de primavera especialmente duro, puede comer los cebos envenenados.
Es sabido que la práctica totalidad de los casos, los venenos son colocados en el campo por ganaderos o cazadores con la intención de eliminar a los depredadores. ¿Hasta cuando tendremos que esperar para que Asturies deje de estar en la lista negra de comunidades que no luchan contra el veneno? Hacen falta sanciones ejemplarizantes, multas económicas y retirada de permisos ganaderos y de caza a todos aquellos que envenenen el monte. Hace falta más vigilancia y más transparencia para que todos sepamos las cifras reales de envenenamiento y para que se puedan evitar y sobre todo hace falta educación.