Los refrescos azucarados y carbónicos son una auténtica lacra que daña la salud provocando numerosas alteraciones en el organismo tanto en niños como en adultos.
Tras numerosos estudios la evidencia es palpable: desde diabetes tipo II hasta obesidad, los refrescos se han convertido en un problema de salud pública de gran envergadura.
En Estados Unidos, la mayor fuente de azúcar consumida por sus habitantes proviene de las bebidas gaseosas o refrescos.
Hombres, mujeres y niños están literalmente enganchados al consumo de este tipo de bebidas carbónicas. En Canadá, el consumo anual de bebidas gaseosas alcanzó los 120 litros por persona en 2002.
En Europa, según datos de más de 10 años, los belgas, franceses y suizos bebían 103,81 y 37 litros por persona cada año respectivamente. Es lógico pensar que a día de hoy estas cantidades habrán aumentado considerablemente, al igual que aumentó el número y la variedad de este tipo de bebidas en los estantes de los supermercados, en las gasolineras, en máquinas expendedoras, en colegios, en empresas etc, etc.
Obesidad, la epidemia del mundo actual.
Mientras las compañías buscan convencer de lo inocuo de sus productos y sacan al mercado fórmulas ligeras y menos azucaradas, la epidemia de obesidad gana números año tras año.
Una lata de 355 ml de uno de los refrescos más consumidos en el mundo contiene 10 cucharadas de café de azúcar.
Por ello la asociación de defensa del consumidor estadounidense Centre for Science in the Public Interest (CSPI) calificó a las bebidas gaseosas como " chucherías líquidas ".
Numerosos estudios revelaron el impacto del consumo de estas bebidas sobre los problemas de sobrepeso tanto en adultos como en niños. Los investigadores constataron que el consumo diario de bebidas azucaradas elevava el riesgo de obesidad un 60%.
Existen dos motivos para explicar por qué las bebidas gaseosas contribuyen a engordar:
- Por una parte, su elevado contenido en fructosa provocaría efectos indeseables sobre el índice en sangre de ciertas hormonas relacionadas con el control del apetito y la saciedad.
- Por otra parte, el hecho de consumir calorías en forma líquida produce menor efecto sobre el apetito que si fueran consumidas en estado sólido.
Diabetes.
La realidad que muestran los estudios realizados hasta ahora en Francia es que las bebidas carbónicas azucaradas contribuyen a la enorme progresión en los índices de sobre peso (30%) y de obesidad (13%) en personas adultas del país vecino. Además, aumentan el riesgo de padecer diabetes, enfermedad que causa más de 10.000 muertes anuales en Francia y es responsable de aproximadamente 8.000 amputaciones de miembros inferiores, de 17.000 accidentes cerebro-vasculares y de más de 11.000 infartos.
No sólo diabetes, también caries.
Las pruebas sobre el efecto negativo sobre la salud dental que provoca el consumo de este tipo de bebidas son contundentes. El azúcar añadido que contiene estas bebidas está reconocido como un factor determinante de la caries dental, especialmente cuando su consumo se lleva a cabo entre comidas.
La caries dental provocada por las bebidas gaseosas amenaza sobre todo a los más jovenes.
Pese a todas estas evidencias científicas, las bebidas de este tipo siguen obteniendo records de ventas en todo el mundo cada año. Entre la pasividad de las autoridades y la presión de los grupos de la industria, la sociedad es quien sufre problemas de salud derivados de la falta de información y honestidad de unas multinacionales demasiado poderosas.
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