Revista América Latina

El verano en la playa

Por Viajeenrenoleta

Atrás quedó el verano. Un verano maravilloso que pude disfrutar día a día como mas quería. Trabajando, si, pero también disfrutando.


Atrás quedaron mis días en La Lucila del Mar. Mi vida en el balneario fue sencilla y placentera. Por las mañanas me calzaba las zapatillas, hacía dos pasos y salía a correr por la playa. Luego visitaba la verdulería, elegía la fruta para los licuados, hacia todas las compras y regresaba a desayunar a el "Chiringo" (Bar de playa en términos españoles).
Los mas vendidos eran de frutilla con agua, banana con leche, naranja y durazno al agua. También tuvo su momento de gloria la sandía y el melón. Tampoco nos podemos olvidar del ananá o del licuado multifruta. Sin duda que la innovación fue el café helado (o frapuccino para algunos). Nunca faltó el 2x1. En algún momento se comentó que en ese sitio se vendieron los licuados mas ricos de toda la costa atlántica.
Fue una experiencia inolvidable. No solo por que la pasé muy bien sino por todos los condimentos extras que existieron en ese balneario. Para que se den una idea. La cocinera era la jefa de familia. El administrador el marido (11 años menor). La ayudanta de cocina tenía a su suegra como jefa. Su marido era el sereno. No me puedo olvidar del otro hermano que era el mozo quien estaba de novio (en forma reciente y anunciado en el mismo balneario) con la hija del administrador (o sea su hermanastra). También había otra hija (amigas entre ellas) y el menor de todos (hijo del administrador) a quien no lo dejaron bajar a la playa en todo el verano.
¿No les parece enrroscado? Pues hay muchas historias detrás de este "clan" familiar. Los problemas abundaban. Cada día aparecía uno nuevo. Yo me mantuve siempre al margen. Estaba al costado en el chiringo mientras arriba en el restaurante y administración sucedían de todas las historias que se les pueda imaginar.
Por solo enumerar algunas y no hacer demasiado extenso el post: empezó con el romance de los hermanastros, siguió con la acusación de robo a la cajera del restaurante, luego le robaron al sereno y culparon al carpero (uno de los dos paraguayos que había en el balneario). La municipalidad cortó la luz por que habían puesto una perilla para tener luz y no pagar la cuenta. Entraron a robar y encañonaron al administrador. El dueño de todo el circo se fugó con la plata y no le pagó a nadie (menos a mi, que me cobraba el sueldo de la recaudación diaria). Cayó la AFIP y todo el mundo estaba en negro. Ni siquiera tenían monotributo. La jefa de cocina no quería darle de comer al personal del chiringo. A la mujer que limpiaba los baños no le pagaron un centavo.
No sigo para no enrroscar mas la cosa. El fondo de la cuestión es que yo la pasé muy bien. No conecté con esta familia, obvio, pero pude poner distancia, estar en mi lugar, trabajar y pasarla bien.
Esa fue la novela del verano.
En el proximo post les cuento mi viaje a dedo a Mendoza. Y si, me fuí antes de la costa por que conseguí trabajo en Bs As pero me tomé 15 días de vacaciones. Jamás dejaré de lado mi espiritú aventurero. Anduve por varios lugares con la mochila y el dedo. Me llevaron mas de 20 vehículos. Ida y vuelta a Mendoza.

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