Revista Cultura y Ocio

«El verano en que llegaron los lobos», de Patricia García-Rojo

Por Guillermo Guillermo Lorén González @GuillermoLorn

♦PREMIO GRAN ANGULAR 2023♦

«El Jurado del Premio SM Gran Angular 2023 decidió otorgar el galardón a la obra de literatura juvenil El verano en que llegaron los lobos, de la autora Patricia García-Rojo porque “arroja una mirada poética sobre los conflictos de una comunidad; porque propicia una interesante reflexión sobre las diferencias y los prejuicios, y porque crea un artefacto narrativo que combina fantasía, amor y misterio”»


Conozco a Patricia García-Rojo desde hace muchos años y reconozco que nunca defrauda, y de este libro comentó que “Quise abrazar con el personaje de Ana a todos aquellos que se han sentido señalados por no encajar a causa de sus gustos, su identidad o su concepción del mundo. Es muy difícil no doblegarse ante las etiquetas.” 

«El verano en que llegaron los lobos», de Patricia García-RojoAna espera impaciente la llegada de su carta de acceso a la universidad porque siente que no encaja en el pequeño pueblo con mar en el que vive junto a sus padres. Tanto ellos, como casi todos los vecinos y todos sus amigos se transforman en pájaros. Pero Ana es un ciervo y no puede volar. En una mansión a las afueras se aloja Tomás, que es un corzo, y ambos han forjado la mejor amistad, aunque él tenga sesenta años. Sin embargo, a Ana no le queda otra alternativa que hacer pandilla con los de su quinta: las frívolas Alicia y Clara, el atlético Raúl y los mellizos Teo y Laura. Solo el callado y serio Samuel comprende los silencios de Ana, pero él ya tiene diecinueve años y acaba de pasar su primer invierno en un barco por los mares del norte.

De repente, todo cambia un caluroso jueves de junio con la aparición de los lobos, una familia que se hace cargo del viejo colmado ante la hostilidad de la comunidad por viejas rencillas del pasado. Ana, en cambio, siente curiosidad por conocer a los hermanos forasteros, Sasha y Nadir, que son más o menos de su edad. Sobre todo, a partir de la noche de San Juan, cuando descubre que Nadir ha usurpado su rincón secreto entre las rocas para ver las hogueras, y el chico le confiesa que ella es lo único que le gusta del pueblo. Aunque aturdida por la explosión de sensaciones, Ana se prepara para ir de excursión a la isla con Tomás, una tradición que ambos comparten el día de su cumpleaños. Lo que no sospecha es que se verá truncada por la tragedia y la sombra de un crimen que se cernirá sobre los lobos.

¿Podrá un milagro de la Virgen de la Isla salvar a sus nuevos amigos? Aquel verano lleno de misterios y primeros amores, Ana aprenderá a lidiar con el duelo, y descubrirá que no necesita alas para encajar y que la felicidad no es un lugar sino una elección.

«El verano en que llegaron los lobos», de Patricia García-Rojo

P.- Define en tres adjetivos a la protagonista. ¿Hay algo de ti en ella?
R.- Serena, curiosa y justa. Tiene de mí esa sensación de sentirse ciervo en un mundo de pájaros. Mi adolescencia de pueblo me hizo experimentar esa soledad, y yo no terminé de encajar, pero Ana logra conseguirlo.

P.- ¿Quién es tu personaje favorito?
R.- Samuel. Me encanta escribir sobre chicos buenos, nobles, sencillos. También me gustan otros personajes (Candela, Sasha, Nadir o Andrés) pero Samuel es el único que logra arrancarme una sonrisa, quizá porque yo sí sé lo que está pensando cada vez que abre la boca.

P.- ¿Es una novela de realismo mágico? ¿Inspiración, influencias?
R.-El verano pasado, obligada al reposo por un embarazo difícil, me apetecía escribir para evadirme. Di con las pinturas de Bea Sánchez y Meghan Howland, los pájaros volaban tapando a los protagonistas; y recordé mis sueños en los que los hijos que no tenía se convertían en gatitos para investigar la casa. Ahí supe que mis humanos se convertirían en pájaros, y en diferentes animales según sus talantes.

P.-¿Buscaste el impacto impresionista?
R.-Mi literatura es terriblemente visual. No pienso, veo. Veo dentro de mi cabeza las escenas como si fuesen una película: sé cómo incide la luz en cada pasaje, cómo son las calles, donde se sitúa cada personaje. Antes de comenzar a escribir, ruedo el libro en mi mente: las escenas del bosque, los pájaros volando contra las casas encaladas, el mar intensamente azul, el sol de mediodía sobre las huertas…

P.- ¿Encierra metáfora la transformación en animales?
R.- Más de una. Más allá de la imagen tan bella de alguien transformándose en una bandada de reyezuelos, quise que la personalidad del personaje tuviese relación con el animal en el que se convertía (para ello, acoté las especies principales a las orillas del Mediterráneo) y, además, ese escenario mágico me permitía hablar de la cerrazón de ciertos grupos en los que lo diferente se percibe como raro o peligroso.

P.- ¿Pensaste convertir la novela al romance paranormal o al policiaco?
R.-Soy una romántica empedernida, pero necesito que haya misterio o aventura. Sentí la influencia de mis lecturas estivales de niña, especialmente de Los Cinco, y me animé con la investigación del asesinato; y mis autores-refugio son Agatha Christie y Andrea Camilleri, así que era inevitable que, imaginando ese pueblo de costa mediterránea, no se me fuese un poco la mano (aunque fue muy difícil: si no hubiese leído antes a David Lozano, no sé muy bien cómo habría tratado el caso).

P.-Hay un despertar a la vida adulta. Conlleva un primer enfrentamiento con la muerte. ¿Cómo fue escribir entre ambos contrastes?
R.-Me gustan los contrastes y ese borrón de sombras que suponía la muerte en un pueblo tan luminoso, en la vida de Ana a punto de arrancar para abrazar la libertad. Fue su voz narrativa la que me ayudó a transitar entre ambos territorios. Escribe casi en telegramas: es breve, directa, concisa. Eso me daba la oportunidad de trabajar con la crudeza de la muerte y también con la esperanza de una vida adulta que comienza a dibujarse.

P.-Existe una defensa del diferente, contra el estereotipo, por la concordia. ¿Quisiste hacer crítica social?
R.-Lo que quise fue abrazar con el personaje de Ana a todos aquellos que se han sentido señalados por no encajar, ya fuese por sus gustos, su identidad o su concepción del mundo. Es muy difícil no doblegarse ante las expectativas del grupo, las etiquetas. Ana lucha por mantenerse fiel a sí misma, pero sabe que solo logrará la victoria definitiva cuando se aleje de aquellos que no son capaces de valorar lo diferente. Desgraciadamente, en el mundo de hoy muchas veces “vencer” significa “marcharse”.

P.- Cuéntanos algo que no sepamos de los milagros de la Virgen de la Isla.
R.- Me pareció una metáfora muy bonita, que bajo esta figura que amparaba contrabandistas, los habitantes del pueblo realizasen ahora milagros para los demás. Hay una tendencia a eliminar cualquier huella judeocristiana de la literatura contemporánea, pero a mí me gusta rescatar todo aquello que forma parte de nuestras tradiciones y del folclore.

P.-¿Por qué los veranos adolescentes son eternos?
R.- Por la fe inquebrantable en los grandes ideales: la libertad, el amor verdadero, la amistad para siempre y la justicia. En la adolescencia, todavía creemos que todo es posible.

Lee y disfruta del primer capítulo de la novela.

La autora:«El verano en que llegaron los lobos», de Patricia García-Rojo
Patricia García-Rojo (Jaén, 1984) es escritora de poesía y literatura infantil y juvenil. Comenzó su trayectoria literaria tras ganar el Premio Andalucía Joven de Narrativa en 2007 y, desde entonces, no ha parado de escribir. En su haber, cuenta con el Premio Gran Angular por su obra El mar (SM, 2015); el Premio Hache por Lobo. El camino de la venganza (SM, 2016); el Premio de Literatura Infantil Ciudad de Málaga por El secreto de Olga (Anaya, 2019), y el Premio Templis y el Premio Kelvin por El asesino de Alfas (SM, 2020). En narrativa infantil destaca como autora de La pandilla de la Lupa, una subserie naranja dentro de la colección El Barco de Vapor. También ha publicado la saga de Los Cazamisterios con Alfaguara, y varias novelas infantiles en Algar y Diquesí. Además de ser escritora, ejerce de profesora de Lengua Castellana y Literatura en un instituto de Mijas (Málaga).

El libro:
El verano en que llegaron los lobos ha sido publicado por Ediciones SM en su Colección Gran Angular. Ilustración de Cinthya Álvarez García. Encuadernado en rústica con solapas, tiene 200 páginas.

Como complemento pongo un vídeo grabado durante la rueda de prensa de la presentación de los Premios SM.


Para saber más:
https://patriciagarciarojo.wordpress.com/
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