El verano inglés

El corto, racional, multicultural y desarrollado verano británico

"Siempre he mantenido que la manera en que una sociedad trata a los animales es uno de los indicadores más fiables del nivel de desarrollo de ese país... " y Rosa Montero sigue con Gandhi y su tabarra veraniega de todos los años. Luego se mete con Coria ("repugnantes") y define nuestra temporada estival como: larga, febril, patriótica y verbenera. Enlaza reflexiones de Hanna Arendt sobre el holocausto (la manida "banalidad del mal") para pintar de facha la fiesta, se da golpes en el pecho por este país y finaliza con asociaciones de perros y gatos... Lo de siempre: ecologismo evangélico para un nuevo milenio.
Yo, que como los más fieles saben, me he criado entre Coria y Londres, estos articulitos me tocan la fibra. Ahora que London is burning down, down, down me acuerdo de mi escuela, el Henry Compton School (miren la noticia y foto del link), allá por Fulham-Hammersmith, más no blancos que al revés y los nativos no se cansaban de recordarme que yo era del primer grupo (garlic, catholic, dark eyes, dark hair, dark skin...). El grupo de descastados que formaban pakis y africanos varios, caribeños, rumanos, iraníes, irlandeses, yo y otras razas qué juro no saber de dónde coño podrían haber salido, junto a esa clase obrera inglesa embrutecida hasta decir basta, eran el caldo de cultivo donde hace ya muchos años se preparaba, "sentados por ahí" (escuchen la letra, mejor resumen sobre la revuelta que todo lo que puedan escribir The Guardian, The Times o The Sun... ¡y es del 2003!), la revuelta de hoy en día... Pero nada, los ingleses tratan mejor a sus mascotas que nadie... habrá que seguirlos hasta las mismísimas puertas del infierno...

¡Y qué voy a decir de los nórdicos!


Lecciones del progreso nórdico