El verano llega caliente. No lo digo por la impactante llamarada solar que ha detectado la NASA y cuyas partículas nos irán llegando a lo largo del día. Lo digo por algunas noticias que van apareciendo en prensa y por algunas convocatorias cuyo éxito es previsible. Me refiero concretamente a la bautizada como "Toma la calle" prevista para el próximo 19 de junio.
Y es que sobran razones para la indignación. Como decía ayer mi amigo Kabila, los Mercados son insaciables y sus servidores inmediatos son los que les promocionan con su voz y eco, refiriéndose al Banco de España y a la Unión Europea, voceros mayores del reino, diciéndonos que tenemos que seguir haciendo los deberes para alcanzar la gloria del neoliberalismo.
El partido gobernante, abandonados los dogmas expuestos apenas hace tres años (aquí os dejo enlazada una web con la lista de recortes sociales de Zapatero), ha recogido decidido el guante lanzado por los "agentes sociales" (empresarios y trabajadores no quieren o no pueden o no saben ponerse de acuerdo) y trama una reforma laboral que afecta de lleno a la base de la negociación colectiva: los Convenios Colectivos, tal y como los hemos entendido hasta la fecha, pasan a la historia.
En la web de Laboro podemos encontrar el contenido del documento que se ha filtrado sobre la próxima reforma laboral y su "traducción", para que entiendas lo que se legislará en torno a la ultraactividad, flexibilidad, descuelgue salarial y absentismo.
Mientras tanto, los que se postulan como nuevos gobernantes empiezan a dar lecciones de economía. Mientras Castilla-La Mancha, con una deuda del 16,5% de su PIB (5.819 millones de euros al cierre de 2010, según el Banco de España), está en “en quiebra total” a ojos del Partido Popular, la Comunidad Valenciana, que debe 17.600 millones de euros (un 17,2% de su PIB, récord nacional) es un ejemplo de buena gestión.
Ignacio Escolar, el periodista del que tomo estos datos, apuntaba ayer a la necesidad de revisar el sistema impositivo para aumentar lo singresos. Según los últimos datos de Eurostat, de 2009, España recauda en impuestos sólo el 31,3% del PIB, mientras que la media europea es del 40,4%. Nuestra presión fiscal está muy lejos de los países de nuestro entorno, como Francia (43,5%), Alemania (41,5%) o Italia (43,4%). Más bien se parece a la de “potencias” como Grecia (31,8%), Irlanda (29,6%) o Rumanía (27,9%). Hay incluso paraísos fiscales donde pagan más impuestos que en España: Luxemburgo (38%).