Revista Cultura y Ocio
Y habitará entre nosotros
Tal vez una manera fiable de ayudar a establecer la calidad de un escritor consista en la capacidad que tenga para dominar diferentes registros. Rubén Castillo ha brillado, hasta el momento, en las novelas testimoniales, juveniles, de intriga histórica, intimistas y memorialistas, y ahora demuestra también que es capaz de manejarse con gran soltura y brillantez en el ámbito del relato. Y no es que no lo hubiera hecho alguna vez antes, ahí están unos cuantos galardones de relumbrón nacional para probarlo, pero este volumen, estas siete historias bíblicas suponen, con cierta diferencia, lo mejor de su producción cuentística.
Y el desafío no era sencillo, porque nada menos que ha desnudado, y nunca mejor dicho, las almas y los cuerpos de Adán y Eva, Salomón, Lot, Jacob, Sansón e incluso el propio Moisés, y lo ha hecho bebiendo directamente de la fuente, no en vano los textos sagrados son un inagotable manantial de historias y argumentos, pero ha tamizado ese trago con un filtro erótico, dotando a estas siete historias de una pátina subida de tono pero sin vulgaridad, de un barniz carnal pero sin obscenidades lingüísticas, al contrario, porque los embates sexuales y amatorios que aparecen en los diferentes relatos están tratados con una delicadeza máxima, cuidando el vocabulario tanto como la tensión narrativa, y mostrando un especial mimo a la hora de mencionar el nombre de Yahvé, especialmente cuando es alguno de los personajes quien le invoca.
Como es lógico, habrá lectores que se sorprenderán, otros se rozarán las vestiduras del escándalo, acaso sin llegar a rasgarlas, y habrá otros que harán malabares fisiológicos para poder completar su lectura. Pero ninguno podrá negar que lo que Rubén Castillo cuenta está presente en La Biblia, en mayor o menor medida, e incluso no podremos negar habernos preguntado alguna vez de qué manera se habrían producido los hechos que los textos sacros nos ofrecían siempre como consumados.
Hay que tener, para escribir un libro como éste, amplios conocimientos historiográficos, un bagaje literario considerable, lo cual no supone una novedad si hablamos de un escritor al que le apasiona leer, pero también una notable capacidad para percibir la naturaleza humana, y son tres virtudes que Rubén Castillo ha terminado por acumular y que posibilitan que nos haga este regalo, porque eso es lo que son estas siete historias: la creación de un mundo literario magnífico a cargo de un dios tan sabio como gamberro. Menos mal que él no va a descansar tras el séptimo relato, sino que seguirá habitando entre nosotros.
El verbo se hizo carne. Rubén Castillo.Alfaqueque. Cieza 2013. 156 páginas. 16 euros.(LA VERDAD, "ABABOL", 9/11/2013)