El verdadero líder no alardea ni persigue crear una legión de fans que le adulen. El líder auténtico no crea seguidores; inspira a otras personas para que sean nuevos líderes. Esta es la gran diferencia entre los buenos y los malos líderes; o mejor dicho, la diferencia entre los que sí son líderes y los que no lo son.
El verdadero líder
Durante mucho tiempo hemos vivido en una cultura piramidal donde el jefe era el líder por la única razón de que él era quien ostentaba el poder de mando. La sabiduría popular lo ha reflejado en el refrán " Donde manda patrón no manda marinero". El jefe era el líder porque era el que mandaba. Y punto. Es lo que en el mundo de los romanos se denominada "Potestas" (capacidad legal para tomar decisiones).
Sin embargo, muy diferente a la " potestas" es la "Auctoritas" (otro concepto de la antigua Roma): una forma de legitimación social que procedía del saber, de la valía, una capacidad moral para emitir opinones cualificadas que eran valoradas por la comunidad. Aunque carecía de valor vinculante legalmente, su fuerza moral era innegable.
El verdadero líder actúa con auctoritas, no con potestas. Y cuando su liderazgo viene legitimado de abajo a arriba entonces no crea seguidores, no crea fans. Entonces está creando nuevos líderes.
Los seguidores son falsos creyentes. Están con el líder por un claro interés económico, personal, social, etc. Siguen al líder en la medida que les sirve para algo. Pero no comparten su visión del mundo.
Sin embargo, el verdadero líder es capaz de inspirar a otras personas para que sean líderes de su propia vida, de sus negocios; sin necesidad de depender de la autoridad del jefe. El verdadero líder fomenta el análisis, la reflexión y anima la toma de decisiones personales. El seguidor hace lo que dice el (falso) líder. El líder verdadero consigue que otras personas aprendan a decidir de forma correcta por sí mismos; les ayuda a creer en lo que hacer, a pensar y disfrutar con su propia tarea.
El verdadero líder no crea seguidores. Inspira a nuevos líderes.
El buen líder es el que es capaz de inspirar para que otros gestionen su propio cambio. El líder verdadero sabe aprovechar todo el flujo de información y trabajo que se genera en cualquier organización y sabe gestionar toda esa inteligencia colectiva. Facilita la co-creación. No crea células independientes, sino que fomenta la colaboración dentro de la empresa para obtener una meta superior que beneficie a todos.
¿Qué hacen los líderes empresariales para atraer e inspirar a otros líderes?
Los líderes eficaces no dependen ni se limitan a sistemas formales de control y mando. Construyen relaciones de confianza y con significado con sus colaboradores, obteniendo su compromiso y rigor incluso en la ausencia de jerarquía y poder formal.
Para eso:
- Escuchan activamente. Se preocupan por desarrollar pensadores autónomos y críticos capaces de observar, orientar, decidir, actuar y ajustar sus acciones según las tareas.
- Promueven la colaboración y favorecen la creación de un entorno de aprendizaje, mejora continua.
- Reconocen el éxito
- Comparten poder y delegan responsabilidades
- Celebran las victorias
- Generan impulso a través del capital psicológico positivo
- Saben canalizar las necesidades de su ego de tal manera que nunca se ponen por delante de los demás. Siempre están al servicio de un objetivo mayor: ya sea ganar un campeonato o cumplir con la misión de la empresa o liberar una nación (Mandela)
- Su ambición se vuelca primero y principal en la organización, no en sí mismos.
La prueba final de un líder empresarial eficaz es su capacidad para desarrollar a los otros; desarrollar líderes en varios niveles de la empresa y para el futuro. En el presente, el desarrollo y el liderazgo de otros líderes tienen un efecto multiplicador sobre los resultados. En el futuro, la sucesión revela el valor duradero de un líder. Una compañía que desarrolla líderes de forma sistematizada en varios niveles de la organización tiene mayores probabilidades de éxito a corto y largo plazo, porque tiene personas con capacidad para anticipar y liderar los procesos de cambio e innovación competitiva.
El verdadero líder sabe dedicar gran parte de su tiempo al papel de docente y de formador de las personas clave; tanto en procesos continuos de formación interna como con Planes de Desarrollo de Liderazgo formales, debidamente estructurados y alineados con la estrategia a largo plazo.
Los verdaderos líderes no buscan fomentar el amiguismo y el intercambio de favores. No buscan el favoritismo con sus seguidores, seleccionados por por lazos afectivos o familiares. Eso suele suceder con jefes inseguros y mediocres o de compañías de bajo nivel de rendimiento cuyos resultados son nefastos.