"Cuanta más energía pongo en lo que busco,
tanto más me convenzo de lo difícil que es recuperar el recuerdo"
En la literatura de Sebald son recurrentes los momentos en los que sus personajes, o él mismo como narrador, hacen referencia a la dificultad de recuperar los recuerdos. Afirma que aunque logre encajar las piezas de la memoria, no existe nada que le asegure con total confianza que esos hechos hayan sido reales.... Sino tan solo sean las piezas que su necesidad le exige. Lo que él llamó memoria subjetiva frente a realidad objetiva. Como os he comentado en muchas ocasiones: esa duda de que los recuerdos que tenemos sean reales o tan solo fotografías o explicaciones recibidas por los nuestros. ¿Hasta dónde es verdad nuestra memoria?
Hace unas semanas viví unos momentos hospitalarios junto a mi tía. La tejedora de calcetines oficial del Pirineo cayó en su mundo totalmente desorientada. Sin saber qué decía, ni quiénes éramos los suyos, ni dónde estaba. La fragilidad de la mente jugó sus cartas. La que te lleva lejos de donde están anclados tus pies. Allí, en una camilla indefensa y desprotegida, solamente tenía una inquietud, una petición, un deseo. Agarró la mano de la enfermera y en su delirio pronunció: " solo pido una cosa, ¿no pueden ponerme mis calcetines? Solo quiero eso, mis calcetines "
Reafirmé mi creencia que ante la pérdida, la desesperación de estar encerrado dentro de uno mismo, se recupera la esencia de los inicios, la herencia, el recuerdo reconstruido e identificado en un elemento que nos une con aquello que nos fortalece. La memoria se aferra a aquellas piezas del puzle que encajan en lo que significaba el confort, en aquello que nos protege y asegura a la realidad. No quisieron ponérselos. Luchó sin ellos puestos.
Mientras tejía estos Simple Skyp Socks pensaba en lo que supone para mí tejer calcetines, esa unión con el pasado. Ese atarse a la memoria con el trabajo de las cinco agujas, ese reconocer la importancia de la calidez que proporcionarán en los pies destinatarios, ese legado perpetuado. Tal vez, en una situación similar a la de mi tía, también pida yo los calcetines. Para que me den el calor necesario en la jaula fría.
" Cuantas más imágenes reúno del pasado [...] tanto más improbable me parece que el pasado haya sucedido de esta manera ", decía Sebald. Mi tía, estoy segura de que no recuerda su súplica de calcetas, tal vez poco a poco acabe sin recordar nada, incluso tampoco ese amor, esa conexión, ese vínculo con el pasado que le suponía (en pasado recordado) la lana. Porque nuestra mente, con los años, se adentra en el vértigo de la memoria ante el que es tan complicado ser valiente.