"Coincidí en un ascensor con la Garbo, tocada con uno de sus famosos sombreros masculinos. Le dije: `Hola'. Como no respondió, me disculpé: `perdón, creí que era usted un conocido'."(Grocuho Marx)
Hay personas camaleón. Capaces de adaptarse tanto a su entorno para sobrevivir que acaban perdiendo su propia personalidad. Los vestidos camaleón son harina de otro costal. Sin perder su propio carácter, cambian de cara en función de los complementos. Éste es un vestido poliédrico.


Ayer, el vestido de raya marinera, tuvo cara de Jean Paul Gaultier, en mi visita a la exposición sobre el genial diseñador organizada por la Fundación Mapfre. Imperdible, por cierto.



Tiene un punto Coco Chanel si se nos va la mirada a la raya marinera.



























