Tal día como hoy, del ya lejano 1874, se produce la llegada a la ciudad de uno de sus elementos urbanos más famosos y reconocibles, el viaducto que salva el desnivel de la Calle Segovia y que prolonga la Calle de Bailén. Por este 140 cumpleaños he querido recoger algunas de las curiosidades de este viaducto original.
– El proyecto de construir este viaducto ya venía de mucho tiempo atrás, la idea de facilitar el acceso desde la zona del Palacio Real a San Francisco el Grande y las Vistillas ya se planteó mucho antes. De hecho, en 1736, el arquitecto del Palacio Real, Juan Sachetti se lo planteó a Felipe V pero se desechó por su alto coste.
– También durante el reinado de José Bonaparte se planteó su construcción pero de nuevo, la falta de recursos económicos paralizó su puesta en marcha.
– El viaducto tardó en construirse dos años y nueves meses , los que fueron desde el 31 de enero de 1872, cuando se coloca la primera pieza de hierro, hasta el 13 octubre de 1874. ¿Su responsable? El arquitecto Eugenio Barrón.
– Su “estreno” sirvió para trasladar los restos mortales de Calderón de la Barca. La comitiva fúnebre, formada por cinco carruajes, hizo el recorrido desde la Basílica de San Francisco el Grande hasta la Sacramental de San Nicolás. (Debido al mal tiempo la afluencia de público resultó bastante escasa).
– Aquel primitivo viaducto estaba realizado con hierro y madera, alcanzaba los 130 metros de largo, 13 metros de largo y cruzaba a una altura de 23 metros.
– Para acometer estas obras fue necesario remodelar y acondicionar la zona, ampliando la Calle de Bailén, por lo que hubo que derribar el templo más antiguo de Madrid, la Iglesia de Santa María de la Almudena, origen de la actual catedral.
– Para este primitivo diseño la condición impuesta al viaducto fue que resultase capaza de soportar 400 kilos de peso por cada metro cuadrado.
– La imagen de este viaducto siempre ha estado ligada a los numerosos suicidios que desde él se han llevado a cabo. De hecho, el primero llegó a la semana de su apertura. Por dicho motivo, este primer viaducto ya tuvo que ser alambrado para tratar poner freno a esta triste y dolorosa práctica.
– Hasta 1876 no se colocaron, a petición popular realizada al consistorio municipal, de diez faroles que evitasen la congregación de “gente de mal vivir”.
– Cuando se distribuyeron e instalaron los faroles en su trazado, en algún medio de comunicación se publicó: “El Jueves Santo se colocarán diez faroles en el viaducto de la Calle Segovia. Porque el municipio opina, muy fundamentalmente, que los suicidas deben ir al otro mundo alumbrados”.
– A pesar de los grandes elogios que recibió en un primer momento, su mala conservación hizo que su vida útil fue algo superior a los 50 años. Es entonces cuando, después de varias obras de rehabilitación y consolidación, es derribado en 1932.
– En total, Madrid ha visto tres viaductos diferentes, de los otros dos tocará hablar más adelante.