El viaje que cambió mi vida
Texto participante en convocatoria.Leer bases
Como añoro esos días en los que me trataban con mucho cariño casi como si con una sola mirada pudiese sufrir desperfectos, como si un solo roce me dañase, en definitiva como si fuese extremadamente frágil. Ahora me llenan a rebosar, les da igual si me golpeo con un bordillo e incluso a veces me golpea mi dueño por ser pequeñita.Mi vida desde que nací hasta el verano pasado fue muy tranquila, del armario al coche y del coche otra vez al armario, y así todos los veranos. He visto poco mundo, apenas mi casa, mi barrio y mi pueblo, aunque yo era muy feliz con mi estilo de vida. Sin embargo, un día mi dueño vio en una agencia de viajes un viaje a China que estaba de oferta y fue entonces cuando comencé a ser maltratada. Nunca en toda mi vida me había sentido como durante ese viaje.
Mi dueño me llenó tanto que tuvo que subirse encima de mí para cerrarme, como llegábamos tarde al aeropuerto, me lanzó cual balón de fútbol dentro del coche e iniciamos la marcha hacia el aeropuerto.
Una vez en el aeropuerto me dejó con una señora, e inicié mi viaje hacia un obscuro laberinto de cintas. Cuando ya pensaba que ese iba a ser mi fin, vi una abertura por la que penetraba un tímido rayito de luz, y para mi sorpresa, la cinta me estaba dirigiendo hacia él sin titubear. Al otro lado me esperaba un precipicio al que fui lanzada, sólo para caer sobre una plancha metálica dura y fría que me recogió a mi caída. De ahí me condujeron al avión en el que sin yo saberlo iniciaría mi más terrible pesadilla. Durante el viaje me magullé, pasé frío… pero mis sacrificios no fueron en vano una vez en mi destino, ya que por fin había sido capaz de visitar una tierra lejana.
Texto: María Luz Mayor Gil