Revista Decoración
A veces, cuando nos enfrentamos a la decoración de un local, se parte de una idea, un punto de partida en torno al cual se van desarrollando el resto de elementos que dan forma al espacio. Los dueños de este negocio tenían claro cuál sería el eje del proyecto. La idea estética de El Viajero parte de la barra. Toda la zona debía ser oscura para dar protagonismo a la amplia selección de botellas con el negro mate como telón de fondo al estilo de los gin club clásicos de Madrid o Barcelona. Si siguen leyendo, les iremos contando cada detalle.
Las maletas antiguas son una referencia al nombre del local y fueron adquiridas en mercadillos de Londres y Madrid.
El techo de la sala es una clara referencia a los de locales característicos del Soho de Nueva York. Allí usan latón imitando estructuras de bronce. Ante la imposibilidad de hacerlo en Canarias por su coste, logística y falta de mano de obra experimentada en estas técnicas, optaron por el yeso. Para ello, rastrearon multitud de talleres hasta dar con la plancha-roseta que más se acercaba a lo que buscaban. Para colmo estaba ya descatalogada (propia de las casas terreras de nuestros abuelos) por lo que hubo que restaurarla e ir fabricando las planchas una a una, con secado tradicional al sol. El techo llevó en torno a un mes, sin contar con la pintura que, debido al relieve del yeso, conllevó un arduo trabajo. Un esfuerzo que, sin duda, mereció la pena.
Querían que El Guernica tuviese un lugar destacado. Aseguran que fue un capricho y que los colores del local se eligieron en buena medida en base a esta obra. A la derecha de la imagen se aprecia la única reminiscencia del antiguo local (una tienda de té), la puerta del baño, de estilo muy setentero, con su cristal opaco. La única pieza del espacio original que han mantenido.