Revista Opinión

El vídeo club

Publicado el 24 agosto 2019 por Carlosgu82

Allá por la década de los ochenta se fue extendiendo por los hogares españoles la necesidad de incorporar un nuevo artilugio electrónico para acompañar a las enormes cajas que eran los televisores. El vídeo llegó como llegan casi todos estos chismes: poco a poco hasta que su precio es lo suficientemente asequible para cualquier familia. El chisme en cuestión llegó desde Estados Unidos, pasando antes por Japón. En Japón lo fabricaban pero Estados Unidos lo vendía al mundo gracias al estilo de vida americano. Cuando el vídeo llega a España le hace falta algo más, ya que lo de comprar películas en vhs no era muy favorable para los bolsillos. Así que otra vez los americanos nos vendieron un nuevo negocio, el vídeoclub. No había rincón urbano en el que no creciera uno de estos pequeños negocios. Los habían en todos los barrios de cualquier ciudad. Sin ir más lejos en mi barrio, que era un espacio urbano de cuatro o cinco calles en la periferia de una ciudad mediana, llegamos a tener vídeo club. Para comprender el fenómeno en cuestión desde su punto de vista cultural y económico, solo tengo que mencionar donde se ubicaba aquel negocio: en el garaje de una casa. Aunque parezca mentira, aquello no solo era legal, si no que además tenía una considerable clientela. Estábamos lejos todavía de las cadenas de vídeo clubs y por ello cualquiera podía abrir el suyo propio. No sé si eran muy rentables. Lo que si sé es que duraban más de lo que uno podría pensar. Desgraciadamente a aquel vídeo club solo lo visitaba para ver las películas que tenían expuestas porque en mi casa lo del vídeo vhs no había llegado todavía.

Para entender esta lógica cultural y económica hay que entrar en contexto. La España de los años ochenta solo contaba con dos canales de televisión, así que además de los multicines, el vídeoclub se convirtió en una opción de entretenimiento audiovisual de mucho éxito. No tenía mucha competencia y llegó en el momento justo: las familias comprando vídeos, la explosión del cine en formato vhs y las ganas de ver películas más allá del cine o la televisión. Las películas se estrenaban en los cines, donde podían pasar meses (o años) en cartelera dependiendo de su éxito. Poco después de su desaparición de la cartelera llegaban al formato vhs y por tanto, al vídeo club. Y finalmente, después de unos cuantos años, por fin se estrenaban en televisión, que era cuando las películas las «echaban por la tele». Este proceso duró más de lo que se pueda pensar porque hasta finales de los noventa todavía el vídeo club era un negocio rentable. Llegó un nuevo formato, el DVD, y también las grandes cadenas de vídeo clubs, que arrasaron con los pequeños, pero aún así mucha gente seguía alquilando películas. Había que añadir que a principios de los noventa en España ya contábamos con dos canales privados y uno de pago, con lo que las opciones de ver películas en casa se multiplicaron. Pero con todo, el vídeo, o en su defecto, el DVD, seguía siendo un elemento casi indispensable para el entretenimiento hogareño.

Si uno lo piensa detenidamente, este proceso que nos ha llevado a tener tantas opciones de entretenimiento audiovisual en casa, empezaron con el vídeo y se desarrollaron gracias al vídeo club. Paralelamente a este desarrollo llegarían los vídeo juegos, pero no eran todavía lo que son hoy en día. Con la llegada de internet tanto el formato como el propio negocio se fueron abajo, y hemos pasado de ver películas en vhs o DVD a hacerlo finalmente en streaming. Ahora tenemos muchísimas más opciones, creo que demasiadas, pero la sensación de ir a un vídeo club a elegir una película es mucho más intensa que hacerlo frente a una pantalla. Y hay más. Las películas en vhs tenían el «inconveniente» de que no podías dejar de verlas sin más. No había tantas opciones como ahora y lo normal es que acabaras viéndolas de principio a fin, incluso si no llegaban a divertirte del todo. Eso, añadido a que en España solo podíamos ver películas a través de dos canales de televisión, hizo que mucha gente apreciara correctamente lo que estaba viendo.

Continuará…


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