Imaginemos que a una empresa de auriculares se le ocurre hacer un vídeo publicitario con el siguiente guión:
Iker Casillas en la primera fila del autobús de Esteban Rivas, que circula despacio por las calles de la Ciudad Condal, escoltado por una decena de furgonetas de la policía, camino del Camp Nou.
Al otro lado de la ventanilla, en las inhóspitas aceras catalanas, hordas culés con rostros desfigurados por el odio, cánticos injuriosos –Puta Espanya, Real Mandril y todo eso- bengalas estrelladas contra la luna (la poesía de la independencia) y el capitán del Madrid y de la selección española campeona de Europa y del mundo que se aísla escuchando Olaf el Vikingo y El imperio contraataca de Los Nikis.
Ya en el vestuario, Iker procesa mentalmente lo vivido recién, mientras se ajusta cuidadosamente las espinilleras (le van a hacer falta) y salta al campo con gesto grave y la determinación de pelear, no por el Real Madrid, sino por don Pelayo, los Reyes Católicos y Felipe II, en cuyo imperio nunca se ponía el sol. Santiago (Bernabéu) y cierra España.
A estas alturas, sobreexcitado como está, a Iker se le ha olvidado incluso que no juega. Pero no importa: se puede vengar a la patria herida también desde el banquillo. Que le pregunten a Mourinho, símbolo de la España eterna, y su dedo justiciero.
Imaginemos también que Iker Casillas acepta protagonizar el mencionado vídeo.
¿Os estáis partiendo de risa, verdad? Claro,es impensable.
A estas horas el vídeo estaría ya secuestrado por el juez Pedraz y el papá de Martín detenido en la D.G.S. de Artur Mas, obligado a escuchar la discografía completa de Dyango.
Los tontos útiles de la progresía, con Nacho Escolar y Máximo Pradera a la cabeza, y la subvencionadísima prensa catalana, se apresurarían a asegurar que “la campaña es una fábrica de independentistas” y Federico Mayor Zaragoza y Koffi Annan se ofrecerían, por un módico precio, a mediar en el conflicto.
Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, que es una ciudad muy facha, la Generalitat denunciaría al Gobierno de España ante los Tribunales Internacionales y la Asamblea Nacional Catalana ya estaría convocando, como acto de desagravio, una cadena humana para unir la casa en la que creció Guardiola con el convento de Teresa Forcades.
Una locura, a nadie en su sano juicio se le pasaría por la cabeza.
Pues, sorpresa, cuando pongáis esta noche la tele para ver el clásico, tendréis, por el mismo precio, el vídeo imposible.
En él, Cesc Fábregas, el héroe silencioso, hijo pródigo del barcelonismo, opone el seny catalán a la rauxade españoles sudorosos, malencarados y peligrosos y salta al campo dispuesto a demostrar que los catalanes son mejores, también jugando al fútbol.Por su parte, y según indican fuentes generalmente bien informadas, los miembros de la Comisión Antiviolencia llevan todo el día tocándose los huevos por donde se pasaba a España Pepe Rubianes.