Ante la sobreproducción de contenidos artísticos, hoy en día el que sobresale no es el de mayor calidad si no el que mejor estrategia de marketing ha seguido. Se valora más la expectación que crea un producto antes que el producto en sí. Un gran número de compañías discográficas y productoras cinematográficas siguen una línea comercial en la que se centran más en el proceso de venta que en el de producción por lo que el resultado a veces es un mayor grado de expectación por consumir la película o disco antes que el contenido de éstos. En este artículo nos centraremos en las técnicas de marketing propias de las producciones cinematográficas que toman prestadas la industria musical para promocionar y comercializar sus productos.
Para contextualizar el tema del que hablamos, debemos irnos más allá del origen del videoclip, formato en el que convergen las dimensiones del cine y de la música. El mundo musical y audiovisual están más relacionados de lo que podemos ver a simple vista y no solo en el videoclip se entrelazan imagen y música para formar una unidad. Con la aparición del cine, la música tomó otra dimensión al introducirse en las primeras películas como acompañamiento para enfatizar las imágenes, por lo tanto, la música, independientemente del género, junto a la imagen formaron un nuevo medio que incluía infinidad de estímulos.
De esta forma la música había encontrado un nuevo medio de transmisión ya que, recordemos, antes de la aparición del cine no contaba con un medio físico para su difusión. Observando el poder que tenía música e imagen cuando están correlacionadas, se crearon ciertas vanguardias experimentalistas que propusieron algunas de las bases del clip. Si vemos algunos de los videoclips de hoy en día no nos equivocaríamos al definirlo como un experimento vanguardista ya que es un género audiovisual donde la creatividad prima sobre la coherencia narrativa. Pero volvamos a los orígenes del videoclip.
Muchos directores utilizaron música e imágenes para crear efectos visuales y sonoros que atrajeran al espectador y provocara un impacto visual. Es el caso de W.Griffith, uno de los pioneros al acompañar con una orquesta el estreno del El nacimiento de una nación. También la música cobra importancia en las obras de Mélies y Vertov al componer las imágenes y el montaje acorde a ésta. Pero fue Eisenstein quien marcó, inconscientemente, las principales pautas de lo que hoy llamamos videoclip a través de un cine de atracciones. Si seguimos los cinco puntos del montaje de Sergei Eisenstein vemos que el videoclip cumple tres de éstos cinco:
Montaje métrico: el montaje está atado a la longitud de los fragmentos y son empalmados de acuerdo a sus longitudes, al igual que un compás de música.
Montaje rítmico: se refiere al contenido dentro del cuadro, que al igual que la longitud de los planos, es un factor que requiere la misma consideración.
Montaje tonal: este montaje está basado en el característico sonido emocional del fragmento.
Confirmamos pues que Eisenstein ha marcado el camino a seguir del videoclip gracias a su cine de atracciones donde a diferencia del clip, el impacto visual va acompañado de una función intelectual e ideológica. Durante décadas fueron los cineastas los que probaron suerte con el cine y la música, dotándolos de un significado diferente, pero poco a poco fueron surgiendo detractores de la nueva dimensión, devaluando la capacidad de estas vanguardias provocando una situación inversa, es decir, que los músicos se interesaran por mostrar su música en imágenes y los cineastas dejaran a un lado dicho interés. Un ejemplo de esta reconversión es la película del cuarteto de Liverpool ¡Qué noche de aquel día!, dirigida por Richard Lester. En esta película, donde es difícil separar realidad de ficción, podemos ver el día a día de The Beatles intercalando canciones de su disco homónimo a la película. Nace de esta forma un nuevo método de promoción de un disco al poner imágenes a todas las canciones que componen el LP. The Beatles no fueron los primeros en utilizar ésta técnica, pero si fueron los que tuvieron mayor repercusión, por lo que provocó que muchos músicos tuvieran una vida entre el cine y la música (veáse David Bowie o Franz Zappa), queriendo transmitir su música a través de imágenes o utilizar imágenes para promocionar su música. De esta forma se fue moldeando poco a poco el propio género del videoclip sin llegar a lo que hoy en día conocemos como tal ya que los movimientos de aquellos años, (estamos hablando de los años 60’s y 70’s) se consideran vanguardias que surgieron como alternativas a la TV basados en la video-creación o video-arte.
Estos movimientos fueron definiendo continuamente los límites formales del videoclip convirtiéndose finalmente en producciones audiovisuales destinadas a fomentar el consumo musical. El concepto de videoclip como tal llegó de una forma causal, debido a la saturación del mercado y la necesidad de diferenciar y promocionar a los diferentes grupos y cantantes. Para muchos el videoclip de Bohemian Rhapsody de Queen es considerado como el primer videoclip ya que su función principal era la promoción de dicha canción.