En 2000 conocí a Luis Macías, un cubano que vivía en la sierra del Escambray, alejado de toda humanidad posible y a quien sólo unía con la realidad (con la que nosotros conocemos) un aparato de radio y la cadena Radio Reloj. Mi amigo Miguel G. Morales le hizo un documental que se tituló El viejo y el lago, y lo sacamos de su chabola para traerlo a Tenerife al estreno. Don Luis, a su edad avanzada ya, descubrió cosas que jamás pudo imaginar: edificios de más de dos pisos, “mucha gente en la calle”, coches “buenísimos”, escaparates, tiendas… en fin, nuestro mundo de consumo. Aprendí mucho en una semana con él. Entre mis notas encontré ayer esta que tomé cuando me contó cómo había sido su experiencia en el avión que lo trajo desde Cuba a Tenerife, acompañado del escritor cubano Atilio Caballero. Vaya aquí mi homenaje a Luis Macías, allá donde esté descansando.
AdvertisementUn ruido largo. Esto está lleno de ruido. Como un dolor. Y toda esta gente parece no oírlo. Desde que nos sentamos lo sentí. Fino fino y largo largo. Ruido furioso pero callado. Yo sigo oyéndolo. Desde hace rato. Parece que está aquí antes que nada, antes que los sillones y que la gente.
Y aire, aire frío. Y muerta; aire que me llega no se de donde. Y me hace daño. Viene empujada, pero sin fuerza. Como tomatomatomatoma. Así no es el aire natural. Esa es toma… toma mas… toma menos… pero esta no es así. Y no huele, a nada. Ni a barranco, ni a río, ni a maresía, ni a calle, ni a cocina. A nada. Me cae encima y he intentado moverme tres veces, y siempre encima. Por aquí, por aquí o por aquí. Siempre encima.
También hay música. Pero parece comprada por kilos en el mercado central. Es música clásica sí, pero suena como a cobre. Seguro compraron bidones de música en el mercado negro. Toneles enteros donde la música se ha oxidado del tiempo que hace que la metieron ahí. Y los violines suenan a lata, y los metales a zinc. Je, je que dirían los viejos maestros que la escribieron si la oirían así, agripada.
- Atilio, ¿cuándo coño nos vamos a montar en el avión?
- carajo Luis, llevamos dos horas volando.
- Volando dice, no jodas. Y yo sin darme cuenta.
