Revista Cultura y Ocio

El Viejo Marinero, Primo Levi

Publicado el 17 octubre 2017 por Kim Nguyen

ANTHONY RUDOLF: ¿Sentiste el deber, la necesidad de contar?

PRIMO LEVI: Sí, y también la alegría de hacerlo. Además, escribir Si esto es un hombre fue para mí una especie de terapia. Cuando volví a casa, no me sentía nada en paz. Al contrario, estaba profundamente perturbado. Un instinto me impulsó a contar mi historia. Empecé a contarla oralmente a todo el mundo, incluso a extraños. Entonces alguien me señaló que podría haberla escrito. Seguí su consejo, lo intenté y mediante el acto de escribir experimenté una sensación de curación progresiva. Y finalmente me puse bien. Este fue mi primer libro. El segundo, La Tregua, fue escrito quince años después. En este caso, ya no se trataba de curación ni de convalecencia. Fue la alegría pura y simple de contar una historia, y creo que el lector se da cuenta.

ANTHONY RUDOLF: Al leer y releer los clásicos de la literatura del Holocausto, y tus libros en particular, recordé la Haggadah, el deber de contar la historia, contarla una y otra vez. También me sorprende la figura del Viejo Marinero de Coleridge, este hombre poseído por la necesidad interior de contar su aventura.

PRIMO LEVI: Cuando leí el poema de Coleridge después de la guerra, me perturbó profundamente porque me reconocí en este personaje. Hasta que escribí Si esto es un hombre, actué exactamente como el Viejo Marinero, detenía a la gente por la calle. Recuerdo que unos días después de mi regreso tuve que realizar varios viajes entre Turín y Milán para reconstruir y reanudar mi carrera como químico. Recuerdo muy bien que en el tren hablaba sin parar a personas que no conocía. Entre ellos había un sacerdote. Estaba estupefacto, desconcertado y me preguntó por qué me dirigía a extraños. Le respondí que no tenía otra elección, que no podía impedirlo, y que no lograba extinguir esta necesidad interior de contar mi historia.

Primo Levi
Conversación con Anthony Rudolf, avril de 1986
London Magazine

***

Nosotros, los que sobrevivimos a los campos no somos testigos verdaderos. Nosotros somos los que, a través de la prevaricación, la habilidad o la suerte, nunca tocamos fondo. Los que estuvieron y vieron el rostro de la Gorgona, no regresaron, o regresaron sin palabras.

Primo Levi
Citado en: The Age of Extremes: The Short Twentieth Century, 1914-1991 (1994) por Eric J. Hobsbawm

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 It is an ancient Mariner,
And he stoppeth one of three.
‘By thy long grey beard and glittering eye,
Now wherefore stopp’st thou me?

Samuel Taylor Coleridge
The Rime of the Ancient Mariner, 1834

Foto: Primo Levi


El Viejo Marinero, Primo Levi
El Viejo Marinero, Primo Levi
El Viejo Marinero, Primo Levi

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