Revista Cultura y Ocio

El viento comenzó a mecer la hierba

Publicado el 25 febrero 2016 por Vetusta
El viento comenzó a mecer la hierba
Autor: Emily Dickinson
Editorial: Nórdica Libros
ISBN: 978-84-92683-86-4
Nº de páginas: 112
Ilustraciones: Kike de la Rubia
Título original:  The Wind begun to knead the Grass
Emily Dickinson fue una mujer inteligente, rebelde y culta que, en su encierro voluntario en la habitación de su casa en Amherst, construyó una de las obras más sólidas de la literatura universal.
Como señala Juan Marqués en la presentación, sus poemas «además de ser escritos, en principio, exclusivamente para la inmensa minoría de sí misma, fueron, a un tiempo, complicadísimos y simples, alegres y tristes, transparentes y enigmáticos. Son poemas que acompañan y ayudan a vivir a quien los lee, que enseñan a observar mejor, que obligan a ser más compasivo».
Aunque su obra es muy extensa, hemos preferido editar un libro pequeño, íntimo, dickinsoniano, para lo que ha sido fundamental la visión poética de las ilustraciones de Kike de la Rubia.

Cómo comentar un libro de poemas.Lo cierto es que no resulta sencillo porque creo que las opiniones que pueda aportar aquí son aún más subjetivas que en el caso de una novela.Y es que un profesor que tuve hace muchos años me dijo, "la poesía o te gusta o la aborreces". Imagino que es así.Conozco mucha gente que no lee poesía por principios. ¡Qué tonterías!Hay veces que no hay nada que entender en un poema, hay veces que una poesía o te emociona o no te hace sentir nada. Hay veces que te dejas llevar por las palabras del poeta, éstas te acunan y te envuelven y entonces estás ya rendido.
Los poemas de Dickinson que Nórdica recoge en esta maravillosa edición son de esos: de los que emocionan, de los que te transportan y tú, como si nada, te dejas llevar.
Porque, ¿no me digáis que esto no es una maravilla?
Me quieres.
Estás segura.  
No temeré equivocarme.  
No me despertaré engañada 
una sonriente mañana para descubrir que la luz del sol
ha desaparecido,  
que los campos están desolados,  
¡y que mi amada se ha ido!  
No debo inquietarme.
Estás segura.  
Nunca llegará esa noche  
en que, asustada, corro a casa, a tu lado,  
y encuentro las ventanas oscuras,  
y que no está mi amada.  
¿Estás segura? ¿Nunca llegará?
Asegúrate de que estás segura.  
Sabes que lo soportaré mejor ahora,  
si me lo dices así,  
que si, cuando la herida haya curado,  
en este dolor que tengo,  
me hieres otra vez más.

O esto:
Yo no soy nadie.
¿Quién eres tú?  
¿También tú no eres nadie?  
¡Entonces ya somos dos!  
¡No lo digas! Lo pregonarían, ya sabes.  
¡Qué aburrido ser alguien!  
¡Qué ordinario! Estar diciendo tu nombre,  
como una rana, todo el mes de junio,  
a una charca que te contempla.
Quizá es que yo soy una sentimental o estoy especialmente sensible pero me parecen preciosos.
Y acompañados por las magníficas ilustraciones de Kike de la Rubia hacen que este libro sea aún más especial.
Me alegro de haberlo leído y me alegro de haber redescubierto la poesía.De vez en cuando, ¡qué bien viene una sacudida al corazón!

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