Hayao
Miyazaki es un artista japonés (dibujante, ilustrador, director y productor de
cine) fundador del Estudio Ghibli y, por tanto, responsable de obras tan
hermosas como “El viaje de Chihiro” (2001), “La princesa Mononoke” (1997), o “Mi
vecino Totoro” (1988). Su último trabajo, “El viento se levanta”, se ha
estrenado hace poco en las salas cinematográficas de nuestro país.
Miyazaki
es una “rara avis” dentro de la industria cinematográfica mundial. Con relevancia dentro del mercado oriental, sus
producciones llegan con cuenta gotas a occidente.
En
un mercado supercompetitivo (el de la animación) dominado casi en exclusiva por
un puñado de pocas empresas (Pixar, Disney, Dreamworks, Blue Sky) la pregunta
sería … ¿qué aporta el cine de Miyazaki?
La
respuesta sería compleja: su cine se centra en los niños … aunque aborda temas
que ni los adultos tenemos resueltos (la guerra, el medio ambiente, las
relaciones interpersonales); las imágenes de sus películas son “planas” en
contraposición a los espectaculares efectos 3D de sus competidoras … aunque
están llevas de vida y emoción; sus personajes e historias principales son orientales
… aunque la esencia de las mismas es claramente universal, …
Viendo
la película de Miyazaki en la oscuridad imponente de una sala de cine acudieron
a mi mente algunas otras obras fallidas y comencé a preguntarme cuáles eran los
fallos de aquellas. A veces es práctico pensar en términos de “los errores a
evitar”.
Error
nº 1: ¿Nombre del Programa? Los nombres de los programas son como las marcas:
han de condensar/contener un significado apropiado (los acrósticos pueden ser
una fórmula). Tener un nombre es mejor que no tenerlo … pero tengamos cuidado
en que no se nos vaya la mano (¿programa “Titanium”?).
Error
nº 2: ¿Formación o Desarrollo? Seguramente recordaremos a alguien diciendo que
va a asistir a un “cursillo de formación”. Las grandes compañías pueden tener
departamentos/áreas de formación, de desarrollo, de formación y desarrollo … En
términos generales pensemos que lo que buscamos es desarrollar a las personas
más que formarlas.
Error
nº 3: ¿Sólo Formación Comercial? La crisis ha acentuado el invertir en
programas de desarrollo vinculados estrechamente al negocio. Este planteamiento
es correcto (evita el extremo contrario). Ahora bien, pensemos que justo en
estos momentos es también muy importante no descuidar, por ejemplo, el tema de
los valores (incluyendo la discusión de cómo formar en los mismos).
Error
nº 4: ¿Implicamos a los Jefes? La mayoría de los programas de formación cuentan
con la participación de los responsables últimos de los colectivos a
formar/desarrollar. No obstante sería necesario contar con la
participación/implicación de los responsables directos (para conocer sus
inquietudes, solicitarles sugerencias para realizar una buena transferencia al
puesto, trasladarles cuál debería ser su papel en el programa, …).
Error
nº 5: ¿Tenemos un Enfoque de Marketing? Los programas de formación/desarrollo
suelen nacer muy “desnudos” en el sentido de que no invertimos prácticamente
nada en “vestirlos” (¿o deberíamos utilizar la expresión “vender”?). Todo lo
que rodea al programa en sí deberíamos cuidarlo (la convocatoria, los primeros
feedbacks que se trasladan al resto de la organización, las estadísticas sobre
los logros alcanzados con el programa, …).
Error
nº 6: ¿Café con Leche para Todos? Aún hoy en día nos cuesta diferenciar a
nuestros profesionales más allá del puesto que ocupan (programa para “gestores
de clientes”, programa para “managers”, programa para …). Deberíamos poder
diseñar e implementar programas según las necesidades específicas que
detectemos en nuestra organización rompiendo el esquema clásico de
puesto/perfil (podemos hacer programas de intensidad diferente dentro del
colectivo de “gestores de clientes”).
Error
nº 7: ¿Formación + Previo + Post? Muchos programas formativos se centran en las
sesiones formativas como tal dándole un carácter testimonial a la actividad
previa y posterior a las mismas. La previa porque se suele entender que “no querrán
dedicarle mucho tiempo” y la post porque “no podrán dedicarle mucho tiempo”. Si
queremos que la formación/desarrollo “cale” invirtamos en que, efectivamente,
surta el efecto deseado. La transferencia al puesto ha de ser un proceso de
tutela que no se producirá sin más.
Error
nº 8: ¿Formación Guiada o Autónoma? Muchas organizaciones seguimos
desarrollando la práctica totalidad de los programas formativos de forma
dirigida, desde los departamentos de formación. La responsabilidad del propio
profesional en su proceso de desarrollo ha de cobrar más importancia. Los
departamentos de formación hemos de marcar los criterios y directrices (según
las necesidades estratégicas de nuestra organización) y, así mismo, poner a
disposición de los profesionales las herramientas necesarias … pero hemos de
ser nuestros propios agentes del cambio.
Error
nº 9: ¿Formadores Externos o Internos? En la mayoría de los casos se opta por
contar con formadores internos simplemente por un tema de costes (es más barato
que contratar a formadores externos). De igual manera, cuando no tenemos una
presión excesiva en los presupuestos pensamos inmediatamente en formadores
externos (y programas “espectaculares” en la medida de lo posible). Rompamos
una lanza a favor de la formación sin más. No todos los formadores externos
conseguimos resultados espectaculares … ni los formadores internos son válidos
únicamente para transmitir conocimiento, procedimientos, normativas, … (eso sí,
invirtamos en tener buenos formadores internos si es nuestra opción).
Error
nº 10: Seguramente hay algún error importante que aún no hemos mencionado y que
conoces bien en función del tipo de organización en el que trabajas. Párate un
segundo y piensa en ello … ¿qué sería?
Ojalá
vayamos reduciendo los errores más habituales en lo relacionado con la
formación. Será una buena manera de profundizar en la vida y la emoción que la
formación tiene que aportarnos para que, entendido en forma positiva, “el
viento se levante”.