El viento sopla con embriagante suavidad.
Ningún corazón se atreve a sentir temor.
El huracán parecía estar destinado a no terminar
A pesar de la sacudida, todo sigue floreciendo.
A pesar de todo, el eterno espiral sigue danzando.
¿Quiénes somos para no apreciarlo?
¿Quiénes somos para cerrar los ojos?
A la distancia, en la vieja ciudad,
Las miradas continúan en el suelo.
Nadie se atreve a buscar el calor del sol.
Los helados rascacielos dominan todo.
Le han hecho pensar a la gente
Que el calor del corazón humano
Es únicamente una vacía ilusión.
El viento sopla brevemente con furia,
Recordando a aquellos que se han perdido;
A aquellos desparecidos por culpa de la brutalidad.
¿Hay todavía quién les llore a esas almas perdidas?
¿Acaso sus sepulcros son cuidados por alguien?
La rabia se escapa entre los dedos de la mano,
Pintando todo con un furioso tono rojo.
¿Quién escucha los pálidos lamentos?
¿Quién lleva la oración hacia el cielo?
La naturaleza todavía no olvida
Las heridas causadas por el hombre,
Así como las madres continúan llorando
Por cada uno de los hijos desaparecidos
En una guerra interminable, fabricada por el gobierno.
El viento comienza a soplar un poco más despacio,
Recordando a aquellos que no se han dejado corromper.
Todavía, en un mundo que parece contaminado,
Hay corazones que se aferran a los sueños.
Todavía, hay personas que juegan limpio.
Tal vez, ni todo su esfuerzo será suficiente
Para terminar con la dolorosa guerra
Que ha roto cientos de familias.
Pero aun así, se siguen esforzando.
Saben que si continúan trabajando,
Un día, tal vez, las nubes se disiparán.
Todo es cuestión de no perder la esperanza.
Todo es cuestión de seguir luchando.
El viento sopla despacio, cantando una dulce melodía.
Las lágrimas comienzan a secarse lentamente.
Los soldados se curan las heridas.
El día negro terminó finalmente.
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