NO TE DES PRISA POR ADQUIRIR NUEVOS AMIGOS, NI MENOS EN DEJAR LOS QUE TENGAS Solón de Atenas
El Sol sandrá a las 5,55 h. y se pondrá 18,02 h.
Hay días en los que uno llega derrotado de tanta refriega. Y es que cuando la armada fue alcanzada por la galerna, los reunidos en el castillo de popa, decidimos capear el temporal aligerando la carga poco rentable y poniendo a la marinería a limpiar pañoles, aderezar vergas y sanear los palos mayores. Esto lo hicimos en alta mar, mientras las olas ceñían de costado y el capitán, bien plantado en el castillo, ordenaba a los carpinteros reparar las vías de agua que entraban por las cuadernas.
Desde entonces, el barco se ha calafatedo e introducido estopa y brea en aberturas y tras fachear en ocasiones y navegar de bolina en otras, parece que hemos cogido la ola buena. Llevamos unas singladuras en las que el viento sopla por la aleta de popa y nos coge con todas las velas largadas.
En la actualidad navegamos aproados, con arboladura nueva, el casco bien pintado y con la santabárbara repleta de polvora. Viajamos con provisiones frescas, el agua limpia, y tras un año en el que parecimos una carraca, ahora cortamos el agua con la rapidez de un cúter y con las portas bien abiertas dispuestas para el combate. A pesar de todo, seguimos mirando de reojo los despachos que nos llegan de un almirantazgo incompetente que nos habla de desdichas y del estado calamitoso del resto de la escuadra. Pero cabe decir que este navío navega y lo hace bien; mirando a otros mares hacia los que levantamos el ocico pensando en nuevos negocios.
Lo cierto es que cansa tanto trajín y este contramaestre cuando llega a su cabina se siente cansado y sin ganas de rubricar su bitácora. Es algo para lo que durante este año de desventuras ha tenido tiempo e ilusión mientras apañábamos aparejos nuevos y lastrábamos el fondo del barco para darle estabilidad. Es momento de volver al combés y desde allí ordenar ciadas, recoger velas o bajar a los sollados a revisar la carga. Y es allí, apoyado en la batayola, desde donde espero poner un espejo al sol para saludar a quienes hicieron lo mismo y se rehacen a la mar.
Nota: soy hijo de pueblo costero y es la mejor forma que encuentro para expresar que, en mi lugar de trabajo, estamos remontado la crisis económica.