Así lo explicó la directora del estudio, Rebeca Todd:
“Hemos descubierto que vemos con mayor claridad las cosas con las que tenemos una conexión emocional en comparación con otros objetos. Este efecto es el mismo sin importar si es un evento positivo, como un primer beso, el nacimiento de un hijo, ganar un premio, o un evento negativo, como una situación traumática, un rompimiento o un doloroso y humillante momento en la niñez. Además hemos encontramos que la forma en que percibimos [el acontecimiento] por primera vez, predice cómo lo vamos a recordar vívidamente en el futuro. A esto le llamamos “refuerzo vívido emocional” y es como la luz de una lámpara que ilumina un evento y es capturado por la memoria”.
Al estudiar la actividad cerebral, los investigadores encontraron que la amígdala (parte cerebral responsable de etiquetar la importancia emocional o motivacional de las cosas según nuestra propia experiencia pasada) es más activa cuando examina las imágenes que son clasificadas como vívidas. Este incremento en la amígdala influye en la corteza visual, mejorando su capacidad de ver los objetos y posteriormente aumenta la actividad en la ínsula región que integra las sensaciones del cuerpo.
“La experiencia de la percepción más vívida de los recuerdos emocionalmente importantes parece provenir de la combinación de una visión mejorada y de las sensaciones que vienen desde nuestras entrañas y que a su vez son controladas por la amígdala, quien calcula la carga emocional del evento” dijo Todd.
La investigación
Los investigadores iniciaron el estudio midiendo la experiencia subjetiva de la percepción vívida, luego utilizaron imágenes de escenas que fueron
Los investigadores encontraron que las personas eran buenas evaluando cuánto ruido tenian las imagenes en relación con la imagen estándar y a la vez evaluaron mejor las imágenes que eran emocionalmente excitantes en comparación a las imágenes neutras, independientemente del nivel real de ruido que tenían. Cuando una imagen fue evaluada como menos ruidosa, entonces los sujetos vieron la foto más clara, como si hubiera menos ruido en la imagen emocional.
“El significado subjetivo de la imagen influye en cómo los participantes vieron la imagen” aseguró Todd.
Los investigadores utilizaron pruebas adicionales para descartar otras explicaciones de sus resultados, por ejemplo: debido a los colores menos vibrantes o por la complejidad de la escena, una imagen puede parecer ruidosa. Además utilizaron instrumentos para medir el movimiento de los ojos y de esta forma eliminar la posibilidad de que los sujetos miraran las imágenes con contenido emocional diferente, causando que las evaluaran como más vividas.
Luego de haber controlado las variables extrañas y haber obtenido los resultados preliminares, los investigadores se propusieron encontrar si una mayor intensidad emocional influye sobre la intensidad del recuerdo, y para realizar esto utilizaron dos estudios diferentes:
El primer estudio se realizó después de 45 minutos después de que los participantes hicieron la prueba de la imagen ruidosa y se les pidió que escribieran todos los detalles que recordaban haber visto en las imágenes. El segundo estudio se realizó una semana después, y se les mostró nuevamente las imágenes. Se les preguntó si las recordaban: si la respuesta era afirmativa, entonces se les pedía que describieran si las recordaban vagamente o muy detalladamente.
“Ambos estudios encontraron que las imágenes que fueron evaluadas con mayor intensidad emocional, fueron también mayormente recordadas” aseguró Todd.
Y para hacer la investigación más completa los investigadores utilizaron imágenes cerebrales para observar cuándo el cerebro respondía a la intensidad emocional y qué regiones cerebrales se activaban.
Utilizaron el EEG para evaluar el tiempo de respuesta a la intensidad emocional encontrando que:
“El cerebro indexa la intensidad emocional rápidamente, cerca de un quinto de segundo luego de ver la imagen, lo que sugiere que se trata de ver y no solo de pensar. Las emociones alteran la actividad cerebral y la corteza visual, lo que influye en cómo vemos”.
Y después, utilizaron el IRMf para ver qué regiones cerebrales están más activas cuando las personas miran cosas que ellos perciben como más intensas debido a la importancia emocional. Nuevamente encontraron que la actividad de amígdala, la corteza visual y la corteza interoceptiva incrementaron según la intensidad emocional del objeto.
Gracias a este completo estudio ahora sabemos cómo las personas perciben los eventos cargados emocionalmente, cuán vívidamente los recordaran y qué regiones cerebrales están involucradas en este proceso.
La utilidad de estos resultados es indiscutible. Primero: ahora podemos conocer las diferencias en la calidad de los recuerdos de las personas gracias a su intensidad emocional, y podemos predecir la vulnerabilidad de algunos sujetos al trauma, incluyendo los recuerdos intrusivos (Flashes) que experimentan las personas que sufren del trastorno de estrés postraumático.
Fuente: Psychologists link emotion to vividness of perception and creation of vivid memories