Un análisis profundo de la próxima elección presidencial nos lleva a la siguiente posición, la ciudadanía está amenazada por las elites, sin distinción alguna, sobre todo por su afán de poder.
La pugna electoral es simple y llanamente la pugna entre elites políticas y empresariales (ambos sectores son eso) cuyo botín es el control del Estado. La ciudadanía, el pueblo son preocupaciones de quinto grado para dichas elites.
Contrario a lo que los conservadores de ambos sectores tratan de imponer para ganar votos, en está elección no está en juego la democracia, pues esta ya ha sido cooptada por esas dos coaliciones en pugna desde hace 20 años.
Chile hoy vive un despotismo blando, una isonomía política, donde una elite se reparte el poder y somete al ciudadano común a su ley de hierro oligárquica, lo usa electoralmente para luego desligarlo de todo asunto.
La ciudadanía y su voto son un mero instrumento para que estas elites puedan saldar sus pugnas corporativas de forma pacífica. En ningún caso, el voto implica la transformación de la sociedad menos aún la soberanía popular. Votar por alguna de las opciones, Frei o Piñera, no significan ni el Cambio ni Vivir mejor.
La estructura institucional chilena sigue siendo la que fue estructurada por la dictadura y que ha sido administrada por la Concertación y la Alianza. La última tiene asegurada su representación gracias al binominal que no es más que un sistema electoral tutelado (porque creen que el elector es tonto).
Seriamente, alguno de los que lee ¿Cree que estos actores hegemónicos cambiarán las estructuras que no sólo les han mantenido invariablemente en el poder a ellos y ahora a sus descendientes, sino que les han hecho ricos? Claramente no.
Algunos apelarán a que un sector tiene una moral más alta, pero eso no es más que una ficción burda. La moral es individual no grupal.
Si alguno de los que lee es crítico e inteligente (porque todos son inteligentes, así que no se dejen chantajear mediante el ego) y además valora la democracia, entonces debería votar NULO.