Revista Cultura y Ocio
Estamos en un precampaña electoral. Ni lo duden, aunque falten algunos meses. La política es así, te dicen que no, pero sí. Una precampaña larga y tediosa que durará hasta la elecciones generales, pasando por las municipales y las autonómicas. Y yo voy a votar visceralmente. Sin concesiones a ningún criterio de los partidos políticos. Así me ahorro discutir con nadie de política. -Mira, que voy a votar esto. Que me dejes. Que me importa una mierda los argumentos de los demás. ¿Ya está?, pues hablemos de fútbol si quieres-. Así será, más o menos. Voy a ahorrar energía porque la campaña durará y colmará mis nervios de tantas mentiras y reproches de unos a otros. Y de insultos, muchos insultos. Creo que ahorrando discusiones y comecocos políticos y de simpatizantes seré más feliz dentro de lo que cabe esperar de una larga precampaña entre campaña y campaña electoral. No voy a ser cínico, ni siquiera irónico, con las elecciones y los políticos. No voy a gastar fuerzas hasta agotarme mentalmente con tanta basura propagandística. Los políticos no hacen nada más que "chupar de la teta y morder los pezones" o si lo prefieren más masculino "tocarse los cojones" a costa de los recursos públicos y demás tropelías de corruptelas. Está decidido. Mi voto será visceral. Sin preludio ni vaselina mediática que influya. Espero que funcione mi estrategia de ahorro emocional.