Crédito de la imagenHace unos días me encontraba con una antigua alumna por la calle. Ya había acabado la carrera y estaba trabajando. Habían pasado 8 o 9 años desde que intentara aprender algo de matemáticas conmigo. A pesar de no ser su fuerte, ella todavía lo recordaba con agrado, me decía que, aunque la asignatura se le había atragantado, lo pasaba bien.
Yo le comentaba que no sabía cómo habían cambiado las cosas, que ahora teníamos en el instituto todo tipo de tecnologías, el profesorado se había formado y que la forma de dar clase se había revolucionado, había cambiado. Tengo que reconocer que me excedí un poco, pero es que me puede la pasión…
Estaba con ella su novio, un chaval joven que también es profesor. Se me quedó mirando fijamente y me dijo : “A mí también me gustan mucho las tecnologías para dar clase, los power point y eso, cualquier día me pongo a ello”. Realmente no supe qué contestarle. ¿Un docente de ventitantos años relacionaba el cambio metodológico y las TIC con proyectar ppts? ¿Todavía estamos en este punto?
Me venían entonces a la memoria esos tiempos en los que las TIC en Educación eran pura anécdota y la colaboración entre compañeros de instituto, e incluso de departamento, se limitaba a decidir qué libro de texto iban a usar sus alumnos (a veces, ni eso). Pero han pasado ya unos cuantos años. ¿Qué ha cambiado desde entonces?
Es cierto que la web 2.0 y, sobre todo, las redes sociales (y en el entorno de la educación no me cansaré de decir que la red social por excelencia para conectar intereses es Twitter) nos está dando la oportunidad de observar cómo docentes se(nos) unen(unimos) para desarrollar una tarea común, bien sea un blog, una wiki o un proyecto colaborativo o cooperativo. Pero no tengo claro si este movimiento es suficientemente abierto, si engancha a nuevos profesores o es más bien endogámico. No me cabe duda de que es necesario y muy valioso, pues sin él el carro seguiría en el punto de partida.
La colaboración y, aún más, la cooperación es el instrumento que puede hacer enganchar a docentes que todavía no se han acercado a las TIC o si lo han hecho ha sido de lejos. Por eso, la cooperación no debe conectar sólo a los docentes más activos en las redes, sino a compañeros de escuela, de institutos, al compañero de tu departamento al que le notas las ganas de hacer algo…
La cooperación además es contagiosa. Un grupo de docentes (Alazne Zarate, IsabelRuiz, Ginés Ciudad-Real y yomismo) así lo hemos constatado en un proyecto sobre identidad digital y redes sociales que hemos estado desarrollando durante todo el curso. De nuestra cooperación ha nacido la de nuestros alumnos, que desde diferentes ciudades y pueblos han hecho puestas en común, elaborado documentos, construido reflexiones comunes,… Es una herramienta decisiva para y por el cambio. Genera ilusión y expectación entre docentes y discentes.
Leía hace unos días un artículo de Pere Pujolás Maset titulado “Contribución de las TIC al aprendizaje cooperativo” escrito nada más y nada menos que en 2004. Me llamó la atención la siguiente anécdota :
“Mientras estudiaba uno de mis últimos cursos de mi doctorado en Estados Unidos, uno de mis profesores nos leyó un ensayo de un autor desconocido. Este ensayo cambió por completo el espíritu de nuestro grupo.El texto de este ensayo, es el que reproduzco a continuación:“El próximo otoño, cuando veas los gansos dirigiéndose hacia el sur para el invierno, fíjate que vuelan formando una V. Tal vez te interese saber lo que la ciencia ha descubierto acerca del porqué vuelan de esa forma. Se ha comprobado que cuando cada pájaro bate sus alas produce un movimiento en el aire que ayuda al pájaro que va detrás de él volando en V. La bandada completa aumenta por lo menos un 77 por ciento más de su poder que si cada pájaro volara solo. Las personas que comparten una dirección común y tienen sentido de comunidad pueden llegar donde deseen más fácil y rápidamente porque van apoyándose mutuamente.Cada vez que un ganso se sale de la formación siente inmediátamente la resistencia del aire, se da cuenta de la dificultad de hacerlo solo y rápidamente regresa a su formación para beneficiarse del poder del compañero que va delante. Si nosotros tuviéramos la inteligencia de un ganso nos mantendríamos con aquellos que se dirigen en nuestra misma dirección.Cuando un líder de los gansos se cansa, se pasa a uno de los puestos de atrás y otro ganso toma su lugar. Obtenemos mejores resultados si tomamos turnos hacia los trabajos más difíciles. Los gansos que van detrás graznan (producen el sonido propio de ellos) para alentar a los que van delante a mantener la velocidad. Una palabra de aliento produce grandes beneficios.Finalmente, cuando un ganso se enferma o cae herido por un disparo otros dos gansos se salen de la formación y le siguen para ayudarlo y protegerlo. Se quedan acompañándolo hasta que está nuevamente en condiciones de volar o hasta que muere y sólo entonces los dos acompañantes vuelvan a sus bandadas o se unen a otro grupo. Si nosotros tuviéramos la inteligencia de un ganso nos mantendríamos uno al lado del otro apoyándonos y acompañándonos.”Digo yo que, por lo menos, tendríamos que intentar ser igual de listos que los gansos…